En los tiempos que corren, que una pareja con hijos se separe es tan o más usual a que sigan juntos toda la vida. La situación no se debe a una triste realidad actual como muchos moralistas lo creen, sino también en muchos casos a la ruptura con viejas tradiciones en las que usualmente el hombre tenía el poder sobre su esposa. Ahora las personas son más libres de tomar la decisión de salir de una relación incluso después de casados, y además esa puede ser muchas veces la decisión más sana.

Esto lleva a repensar las responsabilidades: una obligación de todos los padres y madres divorciados con hijos, el mantenimiento, crianza y cuidado de los más pequeños. No hay nada malo en aceptar que la relación no funcionó, pero sí en alejarse de las responsabilidades y sobre todo, en culpar a la otra persona creando un ambiente tóxico entre las tres partes.

De eso se trata la copaternidad: la mejor manera de seguir adelante es unir esfuerzos para crear un ambiente sano en la vida de su hijo y entender que no se trata de una guerra, sino de un esfuerzo en común.

Comunicación

Tal vez su relación no funcionó, incluso pudo haber terminado mal, pero si no olvidan que durante un tiempo tuvieron una buena comunicación, pueden lograr grandes cosas. Si entre los dos hablan de forma clara, evitaran muchos más problemas de los que creen.

Pongan reglas

Pueden vivir en lugares distintos, pero es necesario que su hijo entienda que ambos tienen el mismo sentido común y que las reglas son las mismas con ambos. Esto, además de ahorrar muchas discusiones entre ustedes, le dará un sentido de familiaridad a su hijo, que no tendrá que segmentar su actitud en cada sitio en el que se encuentra y crecerá de manera integral.

Sean claros

Usar a su hijo para jugar al teléfono descompuesto es una de las peores cosas que pueden hacer. Si en lugar de llevarse bien por el bien de la persona que crearon juntos, la usan para atacarse constantemente, crearán problemas en su hijo que a veces son irreparables. No dejen que su hostilidad y resentimiento destruyan a una persona que tal vez ni siquiera sabe qué está sucediendo.

Entiende tus emociones

El tipo de persona que eres, eso se lo pasas a tus hijos. Las cosas pueden ser difíciles, pero si vives angustiado, con estrés, ansiedad y más, es probable que todo eso se lo transmitas a tus hijos. Lo mismo con tu expareja. No es tu deber cuidarla, pero sí hacerle entender que deben ser la mejor versión de si mismos por el bien de alguien más.

No se humillen menos frente a sus hijos

Muchos padres culpan al otro frente a sus hijos, o peor, pelean frente a ellos y crean cicatrices de por vida. Si los pequeños no los ven como un equipo, además de crecer con inseguridades acerca de las relaciones, también puede usar eso para manipularlos.

Un divorcio no es fácil, pero cuidar a sus hijos como un equipo es mucho más fácil que hacerlo como enemigos. La ira y el perdón son necesarios. Tal vez es momento de hablar y llegar a acuerdos en común para facilitar todo.

Fuente:

Lifehack