Hay momentos en la vida en los que tenemos las cosas muy claras. No importa cuánto cueste todo, cuántas veces nos caigamos: sabemos hacia dónde estamos yendo y seguimos adelante.

Pero otras veces, sucede todo lo contrario. Nos sentimos estancados, inmóviles. No se trata tanto de que nos cueste avanzar por dificultades concretas, pues hemos salido adelante de muchos problemas. El tema es que no sabes hacia dónde estamos yendo, qué decisión tomar, qué queremos hacer. Eso es una situación de bloqueo.

[También te puede interesar: Descubre cómo se relaciona cada fase lunar con las emociones]

Muchas veces creemos que lo más difícil es materializar los objetivos, cuando en realidad suele ser más difícil fijar esos objetivos. Una vez que el camino está trazado, seguirlo es más o menos sencillo, incluso a pesar de los obstáculos.

Entonces, el bloqueo nos lleva a quedarnos quietos. Al no saber hacia dónde deberíamos ir, nos quedamos mirando todo desde una rutina tediosa que no tiene sentido. Nos transformamos en agua estancada, que no va a ningún lado y se empieza a enmohecer.

¿Te sientes así a veces?

Si la respuesta es sí, tengo una buena noticia para darte: se puede salir de allí. Lo más importante ya lo has hecho: entender dónde estar y tener ganas de cambiar. Ahora, deberías seguir estos pasos, y verás cómo poco a poco las cosas se van aclarando.

Paso 1: muévete

Si quieres salir de una situación de estancamiento o bloqueo, lo primero que deberías hacer es comenzar a moverte, tanto física como espiritualmente.

Moverte puede ser salir a dar un paseo, anotarte en clases de baile o en la pileta del barrio. O puede ser arreglar el jardín cada vez que te sientas demasiado abrumado por la vida.

Moverte también puede ser leer un libro que tienes pendiente hace mucho, o un artículo sobre un tema que no conoces, o apuntarte en un curso virtual: incorporar conocimientos también te ayudará a ver las cosas de otra manera.

Hacer actividades que hagan salir de lo conocido y hablar con gente nueva, también es una buena idea.

[También te puede interesar leer: 8 consejos budistas para lidiar con el enojo]

El objetivo de este primer paso es sencillo: romper la monotonía, para poder ver las cosas desde otra perspectiva.

Paso 2: comienza un nuevo hábito

Ahora que has empezado a moverte, seguramente empiezas a descubrir (o re-descubrir) algunas cosas que te gustan, que te motivan, que te conectan con la persona que quieres ser.

Es momento de enfocarte en esas cosas, en lugar de seguir haciéndolo todo junto. La mejor manera de hacerlo es comenzando un nuevo hábito. Es decir, todos los días durante cierto tiempo (al menos un mes), hacer una actividad que te guste.

Cuál es esa actividad, ya lo sabrás tú. Puede ser escribir, bailar, salir a correr, levantarte temprano o tejer todos los días.

Lo bueno de esto es que te obligará a tomarte un momento para ti, para conectar con algo que te gusta, y además al cabo de un par de días ya empezarás a ver progresos. Entonces, sentirás que avanzas hacia algún lado, aunque sea poco a poco.

Paso 3: convierte los pensamientos limitantes en pensamientos útiles

Decirte a ti mismo “no puedo hacer esto” no te sirve para nada, sólo te limita. Pero la verdad es que cambiar la frase por “sí que puedo”, tampoco te ayuda demasiado. En el fondo, sientes que te estás mintiendo a ti mismo.

En cambio, convertir ese pensamiento en preguntas puede resultarte muy útil, y eso es lo que deberías hacer ahora. En vez de decir “no puedo”, preguntarte: ¿Por qué no puedo? ¿Cómo podría hacerlo? ¿Qué gano y qué pierdo si lo intento?

Las cosas se vuelven mucho más reales así, y al hacerte preguntas naturalmente tu mente buscará respuestas. De este modo, conviertes un pensamiento limitante e inservible en un pensamiento útil que puede llevarte muy lejos.

Un buen ejercicio es escribir esas preguntas y sus respuestas, como si fuera un examen. Estar sentado frente al papel te obligará a buscar la respuesta sí o sí.

[También te puede interesar: Un estudio explica cómo se contagian las emociones cuando estamos en la misma habitación]

Paso 4: entiende el bloqueo

Ahora que has hecho todo lo anterior, seguramente te sientas un poco mejor. Quizá no hayas acabado completamente con el bloqueo, pero por lo menos ya ves las cosas con otra perspectiva.

Es el momento de hacer un balance: ¿Por qué te sentías bloqueado? ¿Qué ha hecho la verdadera diferencia?

Quizá el bloqueo comenzó porque no tenías voluntad para hacer ciertas cosas, y sólo saliendo a pasear todos los días ya la has encontrado. Pero, ¿Por qué estabas tan quieto?

Tal vez fue porque priorizaste lo deseos de otros a los tuyos propios, o te porque te habías puesto en modo “piloto automático”, o quizá porque te daba mucho miedo tomar ciertas decisiones.

Lo más importante de salir del bloqueo es poder mirar al bloqueo a los ojos, comprenderlo y enfrentarlo.

¿Te ha sido útil esta información?

Fuentes:

Puedo Ayudarte