La relación que tenemos con nuestra alimentación no siempre es tan sana como debería ser. Hay veces en que canalizamos en la comida nuestros miedos, angustias o ansiedades. Comemos de más, tenemos adicciones -que la industria alimenticia también promueve o acentúa- o elegimos alimentos que no siempre nos hacen bien, buscando en la comida un sentimiento de placer o confort que no estamos encontrando de otra manera.

Por eso no siempre estamos equilibrados en nuestra dieta. Y aunque, claro, toda alimentación debe ser tan variada como flexible, para no aburrirnos ni dejar de darnos ciertos gustos, podemos desarrollar conflictos que bloqueen nuestra relación positiva con la comida y nos terminen enfermando, ya sea física, mental o emocionalmente.

Para recuperar una relación sana y positiva con la comida debemos empezar por dejar de depositar en ella nuestras emociones negativas y verla como una medicina, algo que nos nutre, que nos hace bien, que nos complementa.

Aunque pueda parecerte absurdo, tus pensamientos tienen más fuerza de la que crees. Por eso, si cuando te sientas a la mesa piensas negativamente sobre lo que vas a comer (comes con culpa, por ejemplo), es posible que tu cerebro entienda que eso que estás haciendo es perjudicial para ti y entonces, de alguna forma, te lo haga notar (por ejemplo, a través de un malestar gástrico).

Estas son algunas formas en que puedes apartar esta negatividad de tu plato.

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Aleja la culpa

Si comes con culpa, entonces la culpa terminará haciéndose notar. Por ejemplo, es común que los alimentos caigan "pesados", generen inflamación, etc.

Comer de manera saludable es importante, pero obsesionarse no lo es. De la misma forma, si comes con temor (a engordar, por ejemplo) eso también se traducirá en tu cuerpo. Hay información que estás enviando de que eso que está ingresando para tu nutrición podrá hacerte daño. No sería casual que tu cuerpo busque rechazarlo, de alguna manera.

Agradece

Hay muchas personas en el mundo que no tienen eso que tú tienes frente a ti, en tu mesa. Por eso, tu comida es, sobre todo, una bendición. Sé agradecido con la posibilidad de contar con ella. Valórala.

Toma los alimentos como una medicina

Si comes de manera saludable, si tus platillos son variados, equilibrados y coloridos, entonces tu cerebro entenderá que eso que está por ingresar en tu cuerpo es para tu bienestar, para tu nutrición, no algo de lo que tenga que defenderse.

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Bebe agua para limpiar tu energía

El agua purifica, especialmente si has estado expuesto a energía negativa. Por eso, no olvides tomarla luego de tus comidas y a lo largo de todo el día. Eso también te ayudará a regular el hambre, especialmente si tiene una razón emocional.

Come en un lugar tranquilo y estando sereno

Evita comer discutiendo o comer en ambientes con mucho estrés o carga emocional negativa, ya que eso que sientes se incorporará con cada bocado. Tómate el tiempo y la tranquilidad necesaria para comer. Es la clave para evitar los excesos y los malestares posteriores por alguna de estas causas.

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Fuentes:

The minds journal