Desde Hábitat para la Humanidad Argentina queremos hacer especial foco en la relación entre el acceso a la vivienda adecuada y la justicia climática. Fenómenos como sequías, inundaciones e incendios son cada vez más frecuentes en Argentina. Estas consecuencias del cambio climático perjudican principalmente a las personas en situación de mayor vulnerabilidad, además de afectar negativamente la economía nacional.

Las consecuencias trágicas, como la perdida de casas, se suman a las amenazas posteriores tales como inseguridad alimentaria, enfermedades y desplazamientos. En nuestro país, gran parte de la población accede a una vivienda a través de la autogestión y autoconstrucción. Por este motivo, las personas que habitan en asentamientos informales se encuentran ante una ecuación muy peligrosa: zonas de alto riesgo (por ejemplo: inundables), más falta de infraestructura comunitario (ej.: sistema de desagüe cloacal) y viviendas inadecuadas que no están preparadas para ciertos fenómenos climáticos.

Por este motivo, entendemos que estamos frente a una crisis climática y, también, social. Esta crisis no tiene precedentes y requiere de un abordaje urgente. La propia PNUD dijo hace más de quince años que la falta de respuesta ante el cambio climático revertirá los esfuerzos hechos en materia de reducción de pobreza.

Lee también: Todo lo que tenés saber sobre las discusiones entre países por el financiamiento climático en la COP28.

shutterstock_1073989301

Respuesta a la crisis

Hábitat para la Humanidad Argentina hace un llamado a todos los actores involucrados para llevar adelante cambios que mitiguen las consecuencias del cambio climático y logremos una adaptación que tenga en cuenta a las poblaciones más vulnerables.

La vivienda es una herramienta fundamental en la respuesta a la crisis climática y social que estamos atravesando. En el marco de la Agenda del Desarrollo Sostenible impulsada por la Organización de las Naciones Unidas, la vivienda impulsa directamente seis ODS.

Lee también:

Construcción sostenible

La construcción, así como el resto de los sectores económicos, deben ser innovadores y llevar adelante cambios en sus modelos productivos para generar el menor impacto en el medio ambiente. La reducción del gasto de agua potable, el uso de energías renovables, la adopción de materiales no contaminantes, entre otras cosas, son prácticas que se vuelven cada vez más imprescindibles.

Al mismo tiempo, estos cambios deben ser accesibles para las personas que autogestionan su vivienda en los asentamientos informales y barrios populares, no solo en términos económicos, sino también en términos técnicos. Las familias construyen sus viviendas, en muchos casos, sin poder contar con mano de obra ni asesoramiento técnico.

Para esto, hace falta iniciar muchos procesos de diálogo, interdisciplinarios, a fin de lograr cambios tanto en sistemas de mercado como en políticas públicas. El acceso a nuevas tecnologías y materiales, que reduzcan el impacto de la construcción, y también que generen mejores condiciones habitacionales, es un proceso que no se hará solo. Hace falta recorrer un camino con mucha disposición y capacidad de análisis así como poner a disposición todos los recursos e innovación posible para abordar respuestas que sean pertinentes.

Lee también: Todo lo que tenés saber sobre las discusiones entre países por el financiamiento climático en la COP28.

bioconstruccion

Abordaje regional

Cuando vemos los datos regionales en los últimos años, más de 180 millones de personas en la región se han visto afectadas por cerca de 1.450 desastres desde el año 2000 al 2021. Es por este motivo que el 5° Foro de Vivienda y Hábitat, Latinoamérica y el Caribe organizado por Hábitat para la Humanidad y convocado a través de la Plataforma de Prácticas del Hábitat Urbano y Vivienda (UHPH), tuvo como tema principal “Responder a la crisis climática y social”.

Entre el 31 de julio y el 2 de agosto, representantes de las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), sector privado, academia, representantes de la sociedad civil, líderes comunitarios, gobiernos locales y regionales, entre otros, dialogaron sobre distintas formas de abordaje a esta problemática.