Esteros del Iberá es mucho más que una reserva natural: son uno de los humedales más grandes del planeta, con más de 1.600 especies de flora y fauna, y un entorno virgen donde la vida silvestre se despliega sin artificios. Capibaras, ciervos de los pantanos, yacarés, monos carayá y cientos de aves se dejan ver en su hábitat natural, haciendo de este rincón correntino un paraíso para naturalistas, fotógrafos, birdwatchers y viajeros conscientes de todas partes del mundo.

A lo largo de los años, Iberá se ha ido consolidando como un destino clave dentro del ecoturismo global, elegido tanto por turistas de todo el mundo que buscan experiencias auténticas, sustentables y transformadoras. El turismo aquí no se mide por la infraestructura, sino por la intensidad del vínculo con la naturaleza.

A lo largo de las cuatro estaciones del año, Ñandé Retá organiza actividades adaptadas a todas las edades y preferencias como paseos en lancha al amanecer o al atardecer para ver carpinchos, yacarés y aves.
A lo largo de las cuatro estaciones del año, Ñandé Retá organiza actividades adaptadas a todas las edades y preferencias como paseos en lancha al amanecer o al atardecer para ver carpinchos, yacarés y aves.

Turismo regenerativo: una forma distinta de viajar

Explorar los Esteros es dejarse llevar por un ritmo distinto, más pausado, más conectado. Es vivir caminatas entre pastizales, paseos en lancha al atardecer, avistajes silenciosos de fauna y momentos inolvidables junto a un fogón. Pero sobre todo, es abrazar una forma de viajar más respetuosa, que busca no solo no dañar, sino regenerar el entorno.

En ese marco, los visitantes encuentran experiencias cuidadosamente diseñadas para generar un impacto positivo en el ambiente y en las comunidades locales. Desde la contratación de guías de la zona hasta la gastronomía regional o el uso responsable de los recursos, todo está pensado para que el turismo se convierta en una herramienta de conservación.

Esteros del Iberá es mucho más que una reserva natural: son uno de los humedales más grandes del planeta, con más de 1.600 especies de flora y fauna, y un entorno virgen donde la vida silvestre se despliega sin artificios.
Esteros del Iberá es mucho más que una reserva natural: son uno de los humedales más grandes del planeta, con más de 1.600 especies de flora y fauna, y un entorno virgen donde la vida silvestre se despliega sin artificios.

Colonia Carlos Pellegrini, conciencia y compromiso ambiental

Apenas se cruza el puente de madera que conduce a Colonia Carlos Pellegrini —el pequeño pueblo a orillas de la laguna Iberá, nominado en 2025 como uno de los ocho destinos argentinos del programa Best Tourism Village de Naciones Unidas— ya se percibe que se está llegando a un lugar verdaderamente único.

Esta colonia es el corazón de Esteros del Iberá y uno de los destinos más emblemáticos para quienes buscan una inmersión profunda en la naturaleza. Rodeado por la laguna Iberá y una biodiversidad única, combina la calidez de su gente con una fuerte conciencia ambiental y un compromiso activo con la conservación.

Desde aquí se accede a la Reserva Iberá, un área protegida que forma parte del gran proyecto de restauración ecológica liderado por Rewilding Argentina, que busca reintroducir especies amenazadas como el yaguareté, el oso hormiguero y el guacamayo rojo, entre otros. También se pueden recorrer los senderos del Parque Nacional Iberá, ideales para caminatas interpretativas y avistaje de fauna, navegar por los esteros o hacer safaris fotográficos, viviendo una experiencia de ecoturismo auténtico y transformador en uno de los ecosistemas más extraordinarios de Sudamérica.

Ñandé Retá: el lodge ideal para vivir el alma del Iberá

En este paisaje único, se encuentra Ñandé Retá, un lodge con más de 25 años de historia que representa como pocos la esencia del Iberá por su historia, calidez y compromiso con la sustentabilidad.

Fundado por la familia Noailles cuando aún no existía una infraestructura turística en la zona, fue el primer alojamiento de su tipo en Colonia Carlos Pellegrini. La historia comenzó en 1997, cuando la familia construyó una cabaña frente a una laguna que los había cautivado por su belleza y serenidad. Con el paso del tiempo, ese primer refugio se convirtió en un espacio emblemático para quienes buscan vivir el Iberá de forma genuina, cómoda y consciente. Ñandé Retá, que en guaraní significa “Nuestro Lugar”, es eso: un hogar en medio de la naturaleza.

Ñandé Retá no solo ofrece confort y hospitalidad a la altura del turismo internacional: propone una experiencia integral basada en la conexión con la naturaleza, el respeto por la cultura local y una gestión sustentable.
Ñandé Retá no solo ofrece confort y hospitalidad a la altura del turismo internacional: propone una experiencia integral basada en la conexión con la naturaleza, el respeto por la cultura local y una gestión sustentable.

Un hospedaje con propósito

Ñandé Retá no solo ofrece confort y hospitalidad a la altura del turismo internacional: propone una experiencia integral basada en la conexión con la naturaleza, el respeto por la cultura local y una gestión sustentable. Su parque arbolado —único en el pueblo— brinda amplitud, sombra y privacidad. Cada habitación está pensada para el descanso, y la gastronomía combina recetas caseras, panadería artesanal y el infaltable asado con chamamé.

Pero lo más valioso del lodge es su filosofía: promueve el turismo regenerativo, colaborando con ONGs y parques, apoyando a productores, guías y artesanos locales, y sensibilizando a cada huésped sobre la importancia de cuidar el entorno. “Queremos que cada visita deje algo bueno: en el visitante, en la comunidad y en la naturaleza”, expresan sus anfitriones.

A lo largo de las cuatro estaciones del año, Ñandé Retá organiza actividades adaptadas a todas las edades y preferencias:

  • Paseos en lancha al amanecer o al atardecer para ver carpinchos, yacarés y aves.
  • Cabalgatas y caminatas nocturnas por los senderos del estero.
  • Birdwatching para fanáticos de la observación de aves (especialmente en verano).
  • Fogones familiares, pesca con devolución y recorridos por el pueblo.

En invierno, el cielo despejado y el clima más fresco permiten avistar animales con crías y disfrutar de fogones al atardecer. En primavera, los colores del paisaje estallan y los grupos de amigos encuentran un entorno perfecto para compartir. En verano, los avistajes de aves son protagonistas, con visitantes que llegan desde todo el mundo solo para eso.

Desde su fundación, Ñandé Retá eligió integrarse a la comunidad de Colonia Carlos Pellegrini y no aislarse. La cultura correntina se vive en los sabores, en la música, en las historias de los guías y en la calidez de su gente. El hotel genera empleo local, capacita a su equipo y promueve el comercio regional, demostrando que el turismo puede ser también una herramienta para el desarrollo económico y social.

Capibaras, ciervos de los pantanos, yacarés, monos carayá y cientos de aves se dejan ver en su hábitat natural, haciendo de este rincón correntino un paraíso para naturalistas, fotógrafos, birdwatchers y viajeros conscientes de todas partes del mundo.
Capibaras, ciervos de los pantanos, yacarés, monos carayá y cientos de aves se dejan ver en su hábitat natural, haciendo de este rincón correntino un paraíso para naturalistas, fotógrafos, birdwatchers y viajeros conscientes de todas partes del mundo.

Viajar para reconectar

Esteros del Iberá es un destino que ofrece mucho más que descanso. Invita a quienes llegan a reconectarse con lo esencial: con el entorno, con las raíces culturales y con uno mismo. Aquí no hay ruido, ni apuro, ni estrés. Solo tiempo, naturaleza y silencio.

Como resumen perfecto, los dueños de Ñandé Retá comparten una frase que encapsula el alma del lugar: “Ñandé Retá es más que un lugar: es nuestro hogar, el hogar de cada persona que se hospeda. Es naturaleza, cultura y comunidad latiendo al ritmo del Iberá.”

Si buscás una experiencia transformadora en uno de los destinos naturales más impactantes del mundo, Esteros del Iberá te espera. Y Ñandé Retá tiene todo listo para recibirte.