Plaza de Toros Quito será demolida después de 65 años: la emblemática arena taurina capitalina, inaugurada el 5 de marzo de 1960 con capacidad para 1.600 espectadores, está próxima a desaparecer después de más de seis décadas de historia.

La decisión de demoler esta icónica edificación se tomó luego de estudios estructurales que evidenciaron un deterioro considerable, lo que desaconseja su conservación.

Deterioro histórico

El declive de la Plaza de Toros comenzó en 2011, tras una Consulta Popular que prohibió la muerte de animales en espectáculos públicos, limitando su función tradicional. En 2022, intentó reactivarse como espacio para conciertos y eventos culturales, pero las quejas vecinales por el ruido restringieron su uso, complicando su futuro.

Ubicada en un predio privado, colindante con el proyecto municipal Quitopía —que busca recuperar espacios abandonados para recreación— la Plaza no cuenta con la protección de un bien patrimonial.

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Ubicada en un predio privado, colindante con el proyecto municipal Quitopía —que busca recuperar espacios abandonados para recreación— la Plaza no cuenta con la protección de un bien patrimonial. (PINTEREST)
Ubicada en un predio privado, colindante con el proyecto municipal Quitopía —que busca recuperar espacios abandonados para recreación— la Plaza no cuenta con la protección de un bien patrimonial. (PINTEREST)

Los propietarios ya cuentan con licencia para su demolición y planean desarrollar proyectos inmobiliarios que podrían alcanzar hasta 20 pisos, respetando las normas urbanísticas vigentes.

Sin embargo, expertos como el urbanista Fernando Carrión señalan que la viabilidad de estos proyectos es incierta, dado que la economía y la demanda inmobiliaria de la zona se han desplazado hacia el Valle de Cumbayá. Aún así, la demolición de la Plaza de Toros representa un cambio significativo en el paisaje urbano y cultural de Quito, marcando el fin de una era taurina en la capital ecuatoriana.

¿Porqué es noticia?

Es noticia porque la demolición de la Plaza de Toros de Quito marca el fin de un símbolo cultural y arquitectónico con 65 años de historia en la capital ecuatoriana. Además, representa un cambio significativo en el uso del espacio urbano, ya que el terreno será destinado a proyectos inmobiliarios, reflejando las transformaciones sociales, culturales y urbanísticas de la ciudad.

Esta decisión también está ligada a debates actuales sobre el maltrato animal, dado que la plaza dejó de usarse para corridas tras la prohibición de espectáculos con muerte de animales en 2011, lo que genera interés público y político. Por último, la noticia toca temas de conservación patrimonial, desarrollo urbano y dinámicas vecinales, aspectos que afectan directamente a la comunidad y al futuro de Quito.