Auroras boreales podrían brillar más fuerte en los próximos años- también conocidas como Northern Lights, son uno de los espectáculos naturales más fascinantes del planeta. Esas cortinas danzantes de luz verde, azul y violeta que iluminan los cielos del norte podrían verse más intensas y más al sur de lo habitual en los próximos dos años. ¿La razón? El Sol está entrando en lo que los científicos llaman su “último suspiro” o last gasp, una fase final dentro de su ciclo de actividad que promete tormentas geomagnéticas más frecuentes y poderosas.
El ciclo solar: una danza de 11 años
Según el portal especializado Space, el Sol sigue un ciclo de 11 años en el que alterna períodos de calma y máxima actividad, conocidos como mínimo y máximo solar. Durante el pico, aumentan las manchas solares y las erupciones. Pero lo más sorprendente sucede cuando la estrella empieza a desacelerar: aparecen agujeros coronales, zonas oscuras en la superficie solar que liberan vientos solares intensos hacia la Tierra.
Más tormentas durante la fase descendente
La física del clima espacial Tamitha Skov explicó que esta etapa de declive no es tan tranquila como parece:
“Durante la fase descendente tenemos más tormentas geomagnéticas. Se combinan los vientos de los agujeros coronales con las erupciones solares, y eso genera más actividad en la Tierra”.
Esto significa que, aunque el Sol se esté “apagando”, para los observadores del cielo comienza el verdadero espectáculo.
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El impacto en la Tierra: más auroras visibles
Cuando estos fenómenos coinciden, el campo magnético terrestre recibe múltiples impactos. Aunque las tormentas pueden no ser tan intensas individualmente, su duración se prolonga, lo que ofrece más oportunidades para observar auroras en distintas partes del planeta.
El físico solar Pål Brekke agregó que “la máxima actividad auroral ocurre algunos años después del máximo solar, por lo que todavía nos quedan varios años de auroras muy activas”.
El “último suspiro” del Sol
Lo que Skov denomina el “último suspiro del Sol” suele ocurrir entre dos y tres años antes del mínimo solar, y puede generar eventos de categoría G5, el nivel más alto en la escala de tormentas geomagnéticas de la NOAA.
Este tipo de tormentas son tan fuertes que las auroras pueden volverse visibles incluso en regiones de latitud media, como el norte de México, Estados Unidos o el sur de Europa.
El espectáculo de 2024: auroras hasta México
De hecho, el último gran “suspiro solar” se vivió en mayo de 2024, cuando una tormenta geomagnética histórica permitió ver las auroras boreales tan al sur como México.
Imágenes del fenómeno iluminaron redes sociales y despertaron una fiebre global por el cielo. Si las predicciones se cumplen, los próximos dos años podrían repetir –o incluso superar– ese espectáculo.
Un recordatorio del poder solar
Sin embargo, no todo es belleza. El aumento de tormentas solares trae consigo riesgos tecnológicos importantes. Los expertos advierten que la radiación y la actividad geomagnética prolongada pueden interferir con señales GPS, sistemas de navegación aérea, comunicaciones por radio y satélites.
Incluso algunos sistemas eléctricos en la Tierra podrían verse afectados si el fenómeno alcanza su punto máximo.