Descubren una especie de abeja en Australia y la llaman Lucifer: un grupo de investigadores halló en Australia Occidental un insecto con diminutos cuernos en la cara, una característica que inspiró su curioso nombre: Megachile lucifer. El descubrimiento revela la urgente necesidad de proteger los ecosistemas donde habitan especies aún desconocidas.
Un hallazgo inesperado en el corazón de Australia
Mientras estudiaban una flor silvestre en peligro de extinción en la región de Goldfields, un grupo de científicos australianos descubrió algo totalmente inesperado: una nueva especie de abeja. La bautizaron Megachile lucifer, inspirados tanto en su apariencia como en el famoso personaje de la serie Lucifer.
La ecóloga Kit Prendergast, de la Universidad Curtin, contó que el nombre surgió mientras redactaba la descripción científica:
“La hembra tenía unos cuernitos increíbles en la cara. Estaba viendo la serie Lucifer y me pareció el nombre perfecto. Además, soy fan del personaje”.
Abejas y flores en peligro: un vínculo vital
El descubrimiento se produjo cuando los investigadores estudiaban una flor críticamente amenazada que solo crece en la cordillera de Bremer Range, entre los pueblos de Norseman y Hyden. Durante la observación, notaron que la abeja visitaba tanto esa flor como un árbol de mallee cercano, lo que sugiere que cumple un rol importante en la polinización local.
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Un “rostro diabólico” con propósito
Los diminutos cuernos de la hembra fueron lo que más llamó la atención del equipo.
“Estos cuernos solo aparecen en las hembras, algo inusual, ya que en la mayoría de las especies las estructuras ornamentales o defensivas son típicas de los machos”, explicaron los investigadores en su estudio.
Más allá del aspecto “diabólico”, los científicos señalan que estas adaptaciones podrían tener funciones específicas aún por descubrir, relacionadas con la alimentación o la protección.
La importancia de proteger a las abejas nativas
El hallazgo resalta la necesidad de investigar y conservar las abejas nativas, fundamentales para el equilibrio ecológico.
“Muchas empresas mineras no incluyen a las abejas nativas en sus estudios ambientales, y podríamos estar perdiendo especies no descritas que cumplen funciones clave”, advirtió Prendergast.
Tanto la flor como la abeja fueron halladas en una zona muy restringida, lo que las vuelve especialmente vulnerables ante el cambio climático y la degradación del hábitat.