Por Silvana Becerra Tavano.

¿En qué momento perdimos de vista que para tener un ciclo del agua equilibrado necesitamos tener ecosistemas saludables? Trato de hacer memoria y me vienen flashbacks de estar en primaria, pintando arbolitos con nubes de lluvia arriba, y pareciera que mientras más crecemos, más olvidamos la vitalidad del equilibrio en la naturaleza.

El 22 de abril se conmemora el Día de la Tierra y este año, sucede en medio de una crisis hídrica sin precedentes. Según datos del sitio de El País, más del 60% de la población mexicana enfrenta algún nivel de estrés hídrico, lo que significa que la demanda de agua supera con creces la oferta disponible por lo que “el Día Cero” está cada vez más cerca. Sumado a esto, el 2024 podría ser uno de los años más calurosos y con sequías más prolongadas, registrado hasta el momento.

Aunque el escenario suena catastrófico, aún estamos a tiempo de tomar acción y realizar actividades que ayuden a retomar el equilibrio. La restauración de los ecosistemas se vuelve pieza clave para ello, por eso desde Ectagono, tomamos acciones para vincular a empresas a proyectos de impacto ambiental y gestionamos programas de restauración.

Pero, ¿qué significa restaurar ecosistemas y por qué es importante?

Los ecosistemas, como los bosques, humedales, ríos y manglares, desempeñan un papel crucial en el ciclo del agua. Estos ecosistemas actúan como esponjas naturales, absorbiendo y almacenando agua durante períodos de lluvia intensa y liberándola gradualmente durante períodos de sequía. Los árboles y otras plantas ayudan a retener el agua en el suelo con sus raíces y a través de la materia orgánica, lo que evita la erosión del suelo y permite que el agua se filtre hacia los acuíferos subterráneos.

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Además de actuar como reservorios naturales de agua, los ecosistemas también desempeñan un papel importante en la regulación del ciclo hidrológico. Los árboles liberan agua a la atmósfera a través de la transpiración, lo que contribuye a la formación de nubes y la posterior precipitación. Esta precipitación alimenta los cuerpos de agua dulce y mantiene los ecosistemas acuáticos saludables. Los humedales, en particular, son vitales para regular el flujo de agua, filtrar contaminantes y mantener la calidad del agua.

Además de su papel en la regulación del ciclo del agua, los ecosistemas naturales también proporcionan una serie de otros servicios ecosistémicos que son fundamentales para la vida en la Tierra. Estos incluyen la protección contra inundaciones, la prevención de la erosión del suelo, la conservación de la biodiversidad, la captura de carbono y la mitigación del cambio climático. La degradación de los ecosistemas, ya sea por la deforestación, la urbanización no planificada, la contaminación o la erosión, puede comprometer gravemente estos servicios y afectar negativamente la disponibilidad y calidad del agua.

Restaurar ecosistemas significa recuperar o mejorar las condiciones naturales de un área degradada o alterada para que vuelva a funcionar de manera similar a como lo hacía antes de ser perturbada por actividades humanas u otros factores. La restauración de ecosistemas puede implicar la reintroducción de especies nativas, la reconstrucción de hábitats, la eliminación de especies invasoras, la rehabilitación de suelos degradados, la restauración de la vegetación y la promoción de procesos naturales como la sucesión ecológica.

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La restauración de ecosistemas es una herramienta importante para revertir el daño ambiental causado por actividades humanas y promover la conservación y el uso sostenible de los recursos naturales.

En este Día de la Tierra, te invitamos a seguir a Ectagono en redes sociales para saber más sobre cómo puedes unirte a proyectos de restauración, desde tu empresa o a nivel personal. De igual manera, te alentamos a reflexionar cómo a través de tu estilo de vida puedes abonar a mantener el equilibrio con la naturaleza y a difundir este mensaje, para que cada vez seamos más personas tomando acción a favor de la Tierra.