Prepárate porque la Luna de Sangre cambiará tu forma de ver el cielo- el próximo 7 de septiembre de 2025, el cosmos ofrecerá uno de los espectáculos astronómicos más llamativos del año.
Hablamos de un eclipse lunar total, conocido popularmente como “Luna de Sangre”. Durante este fenómeno, la Luna se teñirá de un tono rojizo, visible a simple vista desde diferentes partes del mundo.
Duración y fases del eclipse lunar
El evento se desarrollará durante aproximadamente cinco horas y media, incluyendo todas sus fases: penumbral, parcial y total. La fase más impactante, el eclipse total, ocurrirá cuando la Luna quede completamente cubierta por la sombra de la Tierra. Esta etapa durará 1 hora y 22 minutos, desde las 17:29 hasta las 18:51 UTC, con el punto máximo a las 18:11 GMT (20:11 en horario central europeo).
Dónde se podrá ver la Luna de Sangre
Este eclipse será visible en gran parte del mundo, especialmente en:
- Europa
- Asia
- África
- Australia
- Este de América del Sur
- Oeste de América del Norte
Ranking de los 8 signos con más abundancia en septiembre
Además, la Luna estará en su perigeo, es decir, en el punto más cercano a la Tierra, lo que hará que se vea más grande y brillante de lo habitual, aumentando la espectacularidad del evento.
Para saber si será visible desde tu ubicación y a qué hora comenzará cada fase, se pueden usar aplicaciones como Sky Tonight, que permiten consultar eventos astronómicos personalizados y configurar recordatorios para no perder el momento.
¿Por qué se llama “Luna de Sangre”?
El término “Luna de Sangre” hace referencia al tono rojizo que adquiere la Luna durante un eclipse lunar total. La explicación científica es sencilla: la Tierra bloquea la luz solar directa, pero parte de esa luz logra atravesar la atmósfera terrestre, que actúa como filtro. Las longitudes de onda más cortas, como el azul, se dispersan, mientras que las más largas, como el rojo y el naranja, llegan a la superficie lunar y tiñen su color.
Este efecto es similar al que se observa en amaneceres y atardeceres, cuando el Sol se ve más anaranjado o rojo cerca del horizonte. La intensidad del color puede variar según las condiciones atmosféricas, como la presencia de polvo, humo o ceniza volcánica.