Hay relaciones que con el paso del tiempo pueden volverse muy difíciles. Si bien todas las parejas pasan por procesos de crisis y constantemente se van reinventando a sí mismas, hay algunas en las que las soluciones no parecerían ser tan simples.

Cuando las crisis de parejas se mantienen en el tiempo, en algunos casos se vuelven crónicas, esto quiere decir que, de cierta forma, ambos pueden empezar a acostumbrarse a que las cosas no están bien, pero nadie tiene el coraje para dar un paso al costado.

Mal acostumbrarse a una situación difícil tiene un costo elevado tanto para ambos como para cada uno por separado. Porque los contextos tensos inciden en nuestro cuerpo, mente y emociones, aún sin decir una palabra.

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Una relación, más allá de sus momentos difíciles que, como dijimos, son inevitables e incluso funcionan para hacernos mejorar, debe tender -la mayor parte del tiempo- a generarnos bienestar, a nutrirnos, a hacernos crecer. Si esto no es así con el tiempo nos podemos volver fríos, distantes, sentirnos angustiados, enojados, estresados o incluso empezar a manifestar síntomas físicos como dolores o desequilibrios de salud.

¿Qué es lo que puede generarte una relación que no te hace feliz?

A nivel físico

A nivel mental


A nivel emocional

Para empezar a cambiar las cosas, lo primero es ser sincero con uno mismo respecto a si las cosas realmente pueden mejorar o si ya se ha desgastado todo lo suficiente.

La comunicación con la pareja es fundamental, pero también puede ayudar el acompañamiento de un profesional. Lo más importante es poder cuidarse y no lastimarse porque las cosas no funcionan. A veces con el amor puede no ser suficiente; y otras es solo cuestión de tomarse un poco de aire para ver las cosas con mayor claridad.

Fuentes:

The minds journal