Tal vez ya conoces el slime: es una masa elástica y blanda que no se pega, viene en muchos colores y se ha puesto muy de moda. Millones de personas, y no necesariamente niños, están jugando con ella en todo el mundo. Incluso probar estirarla, aplastarla y hundir los dedos en ella puede ser muy relajante. En algunos países se conoce con otros nombres, como blandibú. También puedes encontrar una versión brillante y divertida: la masa galaxia.

La arena mágica, también conocida como arena kinética, es similar al slime: tiene la consistencia de la arena húmeda, pero los granos se pegan entre sí, por eso no ensucia y es fácil de guardar. Tampoco se adhiere a las manos. Además, cuando la dejas quieta, parece que se moviera sola, por eso a los niños les parece muy divertida.

Aunque ambas se venden, también pueden hacerse de forma casera y económica para tener siempre a mano en caso de improvisar un juego para pequeños o simplemente para relajarte. 

Para el slime

(la cantidad que desees)

Para la arena mágica


Cómo hacer slime

1. Coloca el jabón líquido (que puede ser para lavar ropa, detergente de cocina, o el que quieras utilizar) en un recipiente. 

2. Si quieres teñirlo de color, agrega unas gotas o una cucharada de colorante vegetal, y revuelve hasta disolver bien.

3. Comienza a agregar la fécula poco a poco, revolviendo muy bien. Cuando ya esté espesa, comienza a amasarla con las manos. Te llevará un rato, pero finalmente lograrás la consistencia gelatinosa y que la masa deje de pegarse.

Cómo hacer la arena mágica

1. Mezcla en un recipiente la arena y la fécula. Puedes usar arena de color (en algunos lugares puedes comprarla), o agregar colorante al jabón luego.

2. Mezcla en otro recipiente el agua con el jabón, y el colorante, en caso de que quieras. 

3. Agrega el líquido a la arena, y mezcla muy bien. 

¡Listo!


Si no te quedó muy claro cómo hacerlo, o quieres saber cómo se ven las masas terminadas, en las fuentes puedes encontrar tutoriales en video.