Si quieres tener un nuevo espacio de relajación y armonía en tu casa, aunque no cuentes con demasiado espacio o un gran parque, puedes tener un jardín zen, que además de ser muy bonito, te invitará a relajarte, meditar y llenarte de energía positiva. 

Los jardines zen son un estilo de jardín japonés seco que utilizan arena, rocas y otros elementos naturales como los musgos, además de algunos elementos decorativos, como pequeñas estatuas. Al no llevar una fuente de agua, tienen la ventaja de poder crearse tanto en un jardín de grandes dimensiones, como en interiores en un recipiente o un pequeño contenedor de madera. Puedes tener tu jardín zen dentro de casa.

Visualmente, la arena que poseen tiene trazadas ondulaciones que representan el mar y, al igual que él, invitan a la contemplación, la meditación y la serenidad. Las piedras representan las montañas y el musgo representa el bosque. En su conjunto, este jardín representa el universo y no hay nada más que se necesite. En este sentido, reflejan la filosofía zen, que sostiene la austeridad y la simpleza. 

A diferencia de otros, estos jardines no están construidos para pasear sobre ellos, sino para admirarlos, como si se trataran de obras de arte que representan el Universo. Eso, desde el budismo zen, invita a largos momentos de meditación para aclarar la mente y alcanzar la armonía.

Estos jardines solían hacerse en los grandes templos, así como también en los hogares y posadas, para recordar, a quien lo contempla, que la vida puede ser elemental y sencilla. Por eso, algunos de los primeros jardines se llamaron “zazen-seki” o “rocas de meditación”, porque su único objetivo era emanar tranquilidad y silencio al observador. 

Estos principios puedes aplicarlos tú mismo en tu propio hogar, aplicando la simpleza, la austeridad y la conexión con el universo desde tu propio jardín. Aprende aquí cómo hacerlo. 

Procedimiento

1. Toma las medidas del tamaño en que quieres hacer tu jardín zen. 

2. Construye con tablas o planchas de madera y clavos un contenedor. También puedes adquirirlo si es que lo quieres muy pequeño o no tienes tiempo para construirlo tú. 

3. Recubre el fondo del contenedor con un material impermeable como un plástico que puedas reutilizar. 

4. Rellénalo con arena o grava fina. 

5. Pon piedras y otros elementos de vegetación, como musgos o troncos. 

Nota: Se recomienda que las rocas estén dispuestas en grupos de tres, en líneas rectas o en patrones simétricos; que no sean de colores llamativos; y tener en cuenta siempre la simpleza y equilibrio.

6. Con un rastrillo, traza patrones sobre la superficie de arena. Pueden ser líneas, círculos o figuras simétricas. 

¡Listo! Comienza a aprovecharlo con estas 7 posiciones con los dedos de tus manos que te ayudarán a conectar y a circular la energía. ¡Disfruta de la naturaleza! 

También puedes hacer pequeños jardines zen de interior como éstos que puedes ver aquí, para los interiores de tu hogar, o en caso de que no cuentes con un jardín. El procedimiento y los beneficios son los mismos. ¡Inténtalo!