Ubicado entre Jordania, Israel y Cisjordania, el Mar Muerto se encuentra a más de 400 metros por debajo del nivel del mar y es el sitio más profundo de la superficie no oceánica de la Tierra. Pero el volumen de sus aguas se está modificando a un ritmo vertiginoso: se cree que su nivel disminuye más de un metro cada año. 

Recientemente, un estudio publicado en la revista 'Earth and Planetary Science Letters´ encontró evidencias de aridez extrema en las profundidades del Mar, lo cual podría ser una prueba suficiente para pensar en futuras sequías en la región.

El Mar Muerto debe su nombre a que, por los niveles de sal que componen sus aguas (es cerca de diez veces más salado que cualquier otro mar), solo bacterias y algunos hongos pueden vivir en él. Pero su entorno depende de él. 

Todo parecería indicar que, si el nivel de agua sigue en descenso, todo el ecosistema que integra se verá afectado y las condiciones serán cada más áridas: "Estas conclusiones tienen implicaciones potenciales para las próximas décadas, ya que los modelos climáticos predicen mayor aridez en la región", señala el estudio.

¿Qué comprobó el estudio? Basándose en la cantidad de halita, que es un mineral que se forma por la evaporación del agua salada cuando el nivel de ésta disminuye, reconstruyó los períodos en que el nivel del Mar descendió de forma significativa, produciendo grandes sequías en la región. El estudio concluyó que el flujo de agua en el Mar Muerto descendió entre un 50 y 80% durante los intervalos cálidos hiperáridos.

Y encontraron que tanto entre 115.000 y 130.000 años antes (en el último periodo interglaciar), como hace 10.000 años, el Mar disminuyó en alrededor de 500 metros y las temperaturas en la región aumentaron unos 4 grados sobre la media. 

"Todas las observaciones muestran que esta región es una de las más afectadas por el cambio climático moderno", señaló Yael Kiro, uno de los autores del estudio.  

En las causas principales de esta disminución en el nivel del agua del Mar se encuentra el cambio climático, pero también existen otras causas. Por ejemplo, el río Jordán, que abastece esta zona, ha sido un punto clave para construir represas y otras obras que desvían alrededor del 95% de sus aguas. De esta forma, y por la necesidad de agua potable, el caudal que llegaría al Mar es menor que la cantidad de agua que se evapora.

Como señala The Earth Institute Columbia University: "La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación estima que gran parte de la región ya cuenta con una disponibilidad per cápita de agua de apenas una décima parte del promedio mundial. La precipitación ha disminuido cerca del 10% desde 1950, y los modelos climáticos existentes señalan que podría caer otro 20% este siglo, a medida que la población sigue creciendo. Israel está satisfaciendo la demanda desalinizando el agua del Mar Mediterráneo, pero Jordania y los territorios palestinos más pobres están desesperados. En la vecina Siria, se cree que una sequía récord de 1998 a 2012 probablemente provocada por el cambio climático ha ayudado a desencadenar la guerra civil en curso, que ahora ha cobrado más de 500.000 vidas".

Aun así, éstas no parecen ser pruebas suficientes para afirmar que el Mar podría desaparecer, pero sí para sostener que seguramente, de seguir así, se reducirá significativamente, y afectará a toda la región, que ya, en sí misma, es muy árida y donde la escasez de agua es una problemática de todos los días.

Si en condiciones naturales, el Mar ya ha descendido, ¿cuánto más podría descender si el hombre interviene negativamente sobre él?