Oslo, la ciudad capital más poblada de Noruega, se convertirá próximamente en la primera ciudad del mundo libre de automóviles, ya que basará su transporte únicamente en bicicletas.

Esta ciudad está entre las 25 ciudades con mayor calidad de vida del mundo de acuerdo con un ranking que se basa en indicadores como la cantidad de accesos por rutas aéreas, el costo de una comida, el número de espacios públicos, la cantidad de desplazamientos en bicicleta, y la calidad y costo del transporte.

El proyecto de reemplazar a los automóviles con bicicletas afectará a 350.000 propietarios de automóviles que viven en la ciudad, y deberán implementarse antes de 2019, año en que terminará el proceso de transición y la prohibición se hará efectiva. 

Mientras tanto, el gobierno invertirá en la construcción de más de 56 kilómetros de carriles para bicicletas, una innovadora inversión en transporte público que convertirá a Oslo en una ciudad única y en un ejemplo de sustentabilidad.

La eliminación de los automóviles disminuirá significativamente el nivel de contaminación, y además hará que transitar por la ciudad en bicicleta o a pie sea mucho más seguro. La población también adoptará hábitos más saludables, ya que tendrá que hacer ejercicio para circular por la ciudad.

Andar en bicicleta tiene un gran número de beneficios, que puedes conocer leyendo estos 10 motivos para andar en bicicleta.

Desde el gobierno, afirman que desean que la ciudad sea mejor para los peatones y para los ciclistas, pero que además lo sea para las tiendas comerciales, porque el aumento de la circulación en bicicleta y a pie brindará más posibilidades de que los ciudadanos se detengan a comprar en pequeños negocios que no se encuentran en las zonas de mayor circulación.

Si bien Oslo será la primera ciudad en hacer efectiva la eliminación de los vehículos de motor, no es el primer proyecto de este estilo, ya que Madrid está llevando a cabo un ambicioso plan que pretende acabar con los automóviles para 2020. La medida española abarcará un espacio mucho mayor que el de Oslo, ya que se trata de una ciudad de más de 200 hectáreas.

Otras ciudades europeas se han planteado objetivos similares, pero con plazos mucho más largos. 

Si bien es posible que en principio muchos ciudadanos reciban la medida con resistencia y se molesten al no poder utilizar sus automóviles, esta regulación tendrá un beneficio directo en su calidad de vida, al disminuir la polución, ayudar a que no siga aumentando el calentamiento global, y terminar con la congestión del tránsito, flagelo de las grandes ciudades.