Aunque algunos todavía se obstinan en creer que “la juventud está perdida”, la realidad comprueba la contrario. Cada vez son más los jóvenes que se transforman en líderes sociales, desarrollando una conciencia que sorprende a la mayor parte de los adultos. Muestran interés por cuestiones sociales, ambientales y culturales, y dedican su pasión y entusiasmo para hacer de su mundo, un espacio mejor. En cada aporte e invención en la que trabajan nos demuestran que solamente el miedo y la comodidad pueden hacernos permanecer en hábitos y conductas sociales que podrían fácilmente modificarse.

Éste es el caso de Elif Bilgin, una joven científica de 16 años a la cual su curiosidad y sus ganas de cambiar el mundo la llevaron a interesarse en las cuestiones ambientales de su ciudad natal: Estambul, Turquía. Su vida allí la puso en contacto directo con el problema de la contaminación, el cual la motivó a investigar especialmente sobre el plástico creado a partir de petróleo, uno de los materiales más utilizados y, a la vez, más contaminantes, realizados a partir de la explotación de un recurso no renovable.

Se calcula que 280 millones de toneladas de plástico son arrojadas a la basura por año, lo cual se agrava aun más con el tiempo que tarda en degradarse: ¡de 100 a 1.000 años! Esto incide sobre la tierra, el aire, el agua, y todos los seres vivos.
Frente a esta situación, Elif comprendió que había que ponerse en marcha para generar una alternativa propositiva que pudiera representar una solución real a este problema. Con esta inquietud, y luego de alrededor de dos años de investigación y muchos intentos fallidos, llegó a la meta de crear un bio-plástico a partir de cáscaras de plátano.

"Mi objetivo fue desarrollar un método para el uso de cáscaras de plátano en la producción de bio-plástico como un reemplazo para el plástico a base de petróleo tradicional. La razón por la que elegí este aspecto particular de la ciencia es que el bioplástico es un nuevo concepto y su campo de aplicación se ha ampliado desde su descubrimiento (sobre todo en el siglo XXI)”, explica la joven en su sitio web.

Este material, a diferencia del plástico proveniente del petróleo, está formado a partir de productos vegetales (en ese caso, las cáscaras de plátano), es biodegradable, más económico, proviene de una fuente renovable, y emite entre 0,8 y 3,2 toneladas menos de dióxido de carbono que el convencional, siendo igual de resistente y versátil.

El método desarrollado por Elif utiliza como materia prima las cáscaras de los plátanos, una fruta que contiene mucho almidón. El procedimiento de realización comienza remojando la cáscara en metilbisulfato de sodio, antes de hervirla y molerla. Luego, la pasta se transfiere a una cápsula y se cocina. De esta manera, además, se aprovechan los desechos que la mayor parte de las personas suelen arrojar a la basura.

Este material, como señala su joven creadora, puede tener muchos otros usos, como por ejemplo, la aislación de cables. Además, es muy simple de hacer, por lo cual podría realizarse en el hogar.

Este gran invento, que ha sido destacado por el Premio Ciencia en Acción de Scientific American y el Premio del Votante de la Feria de Ciencia Google 2013, es solo el comienzo de la carrera de esta joven emprendedora que señala que en el futuro le gustaría hacer más proyectos relacionados con el medio ambiente, y que su mayor sueño es construir un invernadero a partir de materiales de desecho.

Sin duda esta historia nos motiva a seguir pensando alternativas para cuidar de nuestro ambiente y poner la imaginación, la ciencia y la técnica a servicio de un lugar mejor para todos.

En el siguiente video podrás conocer más sobre su invento y su historia: