Un estudio realizado en el Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano de Alemania ha investigado la relación entre la localización de la naturaleza cerca de los hogares de los habitantes de la ciudad y su salud cerebral. Los resultados pusieron de manifiesto que vivir cerca de un bosque tiene múltiples beneficios para la salud.

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El roblema actual

El ruido, la contaminación y la presencia de muchas personas en un espacio reducido puede causar estrés crónico. En comparación con quienes viven en el campo, los habitantes de las ciudades tienen mayor riesgo de contraer enfermedades psiquiátricas, como depresión, trastornos de ansiedad y esquizofrenia.

Las comparaciones muestran además niveles de actividad en la amígdala más altos para la población urbana. La amígdala es un núcleo central en el cerebro que desempeña un papel importante en el procesamiento del estrés y las reacciones al peligro.

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Investigación

Un equipo de investigación dirigido por la psicóloga Simone Kühn ha examinado qué efectos tiene la naturaleza cerca de los hogares de las personas, como bosques, zonas verdes urbanas o terrenos baldíos, en regiones cerebrales que procesan el estrés, como la amígdala.

Investigaciones previas apoyan la suposición de que el entorno puede moldear la estructura y función del cerebro. Por eso, interesa saber las condiciones ambientales que pueden tener efectos positivos en el desarrollo cerebral.

“Los estudios de personas en el campo ya han demostrado que vivir cerca de la naturaleza es bueno para su salud mental y su bienestar. Por lo tanto, decidimos examinar a los habitantes de las ciudades", explica la autora principal Simone Kühn, quien dirigió el estudio en el Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano.

En la investigación participaron 341 adultos de 61 a 82 años.

¿Qué encontraron?

Los investigadores encontraron una relación entre el lugar de residencia y la salud cerebral: los habitantes de las ciudades que viven cerca de un bosque tenían más probabilidades de mostrar indicios de una estructura de la amígdala fisiológicamente sana y, por lo tanto, presumiblemente eran más capaces de enfrentar el estrés.

Este efecto se mantuvo estable cuando se controlaron las diferencias en las calificaciones educativas y los niveles de ingreso.

Expectativas

"Nuestro estudio investiga la conexión entre las características de planificación urbana y la salud cerebral por primera vez", dice el coautor Ulman Lindenberger, Director del Centro de Psicología de la Vida Útil del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano.

Para 2050, se espera que casi el 70 por ciento de la población mundial viva en ciudades. Por lo tanto, estos resultados podrían ser muy importantes para la planificación urbana. Sin embargo, en un futuro próximo, la asociación observada entre el cerebro y la cercanía a los bosques debería confirmarse en estudios posteriores y en otras ciudades”, afirmó Ulman Lindenberger.

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Fuentes:

Max-Planck-Gesellschaft