Seguramente alguna vez te pasó de cruzarte con alguien que no esperabas, en un sitio o momento inesperado. O, tal vez, justo apareció ante ti una posibilidad laboral en un momento particular donde lo precisabas.

Los ejemplos pueden ser miles, ya que constantemente estamos pensando en lo que nos sucede como si se tratara de "suerte", azar o casualidad.

Pero, ¿se trata de encuentros que de ninguna forma podrían haberse previsto?

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Hasta aquí, todo en nuestra vida parecería ser obra de una fuerza ingobernable (casualidad). ¿Qué sucede si pensamos al revés?

Si empezamos a tomar el rol de protagonistas en lo que nos sucede, nos animamos a salir del lugar pasivo, tomamos las riendas de nuestras creencias, de las afirmaciones que manifestamos.

Ahí hace su aparición la causalidad que parece un sinónimo de casualidad pero no lo es; tiene que ver con la relación entre algo y su efecto. Es decir, significa que lo que dices, piensas y sientes producen una reacción. Y tú eres su protagonista.

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Esto te devuelve el poder de cambiar las cosas, y también de generarlas. Por eso, para quienes piensan más en la causalidad que en la casualidad le darían a un simple encuentro causal la razón de pensar que, aunque más no fuera inconscientemente, quisimos generarlo.

La casualidad no es, ni puede ser más que una causa ignorada de un efecto desconocido” (Voltaire)

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