Hay épocas en las que la vida parece ponernos a prueba, y podemos sentir que el mundo se desmorona. El miedo y el dolor son una expresión de que las cosas ya no son iguales, y claro que eso lastima. Pero, en general, de esos momentos surgen las mejores cosas.

Para afrontar el miedo y el dolor, no hay nada mejor que empezar por aquietar nuestra mente y nuestro espíritu. Después de todo, se trata de sensaciones y emociones, que pueden soltarse con las técnicas apropiadas.

Para ello, te proponemos este ejercicio de visualización que te ayudará a sentirte más ligero. ¡Repítelo tantas veces como creas necesario!

Para comenzar

Para hacer este ejercicio, lo primero que tienes que hacer es encontrar un espacio que te resulte cómodo y acogedor. Prende velas, sahumerios o ponte música relajante: lo importante es sentirse a gusto.

Siéntate o acuéstate cómodamente, con la espalda recta, y cierra los ojos.

Empieza tomando aire de forma profunda, llevándolo al abdomen, y luego exhala lo más rápido que puedas. Repite esta respiración dos veces más.

Luego, respira con normalidad. Simplemente concéntrate en el ir y venir del aire.

Ejercicio de visualización

Mientras respiras con normalidad, escanea tu cuerpo físico desde la cabeza hasta los dedos de los pies. ¿Puedes ubicar la energía del miedo? ¿Dónde está?

Sigue buscando. Si no la puedes encontrar, piensa en uno de tus mayores miedos y luego vuelve a buscar. ¿Dónde lo sientes?

Una vez que encuentres el miedo en tu cuerpo, simplemente obsérvalo. No lo analices, deja que esté allí, que exista. Deja que crezca y sea lo que es.

Al hacerlo, se puede sentir una incomodidad física, como un nudo, un dolor, energía localizada. También se puede manifestar a través de un pensamiento o una memoria, o simplemente puede ser la emoción del miedo. Solo míralo.

Dile: “miedo, eres bienvenido aquí”. Observa cómo se hace más grande cada vez. Deja que siga su curso, pero no juzgues. Si sientes que se transforma o se traslada por tu cuerpo, rastréalo. No lo pierdas.

Sin importar en lo que se convierta, dale la bienvenida: “Pensamiento, eres bienvenido aquí. Emoción, eres bienvenida aquí. Palabras, memorias, miedo, son bienvenidos aquí”.

Ahora, permítete acercarte y abrazar el miedo en cualquier expresión que este haya escogido. Dale amor y luz, y permite que exista.

Agradécele por el trabajo que tenía para ti, y por estar contigo por tanto tiempo. Ahora, suéltalo y entrégalo al Universo. Permite que vaya libre hacia su fuente.

Luego de hacerlo, vuelve a respirar profundo. Inhala amor y luz, para que llenen el espacio donde solía estar el miedo. Cuando exhales, permite que la luz y el amor se extiendan por todo tu cuerpo y fuera, hacia tu entorno.

Ahora, simplemente respira despacio y profundamente.

Para finalizar, escanea tu cuerpo desde la cabeza hasta los dedos de los pies para ver si quedó algo de este miedo. Si ha quedado algo, repite el ejercicio inmediatamente.

Si no, repite en unos días para ver cómo ha evolucionado ese miedo, o si otros miedos o dolores han ocupado su lugar.

¡Que tengas un hermoso día libre de miedo y dolor!