La "cabaña del pionero", también conocida como la gran secuoya, fue hasta el domingo 8 de enero una de las más emblemáticas atracciones turísticas de California.

Miles de familias norteamericanas y de otras partes del mundo se acercaban cada año para tomarse la típica fotografía en el tronco del árbol muerto, que estaba calado como un túnel.

Pero la gran secuoya, situada en el Parque Estatal de Calaveras, al norte del Parque Nacional de Yosemite, fue derribada por una de las más grandes tormentas que jamás haya azotado a California

Una nube enorme dejó un record de lluvias en el norte de California y su efecto más visible es la desaparición de este ícono de los parques, aunque las consecuencias silenciosas, como el daño a la biodiversidad de la región y las pérdidas materiales en las zonas habitadas, quizás sean las más lamentables.

La tormenta, que golpeó a California y Nevada, causó al menos tres muertes y produjo que cientos de personas fueran evacuadas.

La inundación fue la más grande de la última década en la zona. Más de 1300 hogares fueron voluntariamente evacuados por sus ocupantes. Fue causada por un conjunto de causas: las grandes lluvias, y el derretimiento de la nieve que ocasionó el desborde del Río Truckee. 

El agua causó también zonas anegadas, el desplome de múltiples árboles y cortes de suministro eléctrico que dejaron sin luz a millares de usuarios. La pérdida de la gran secuoya lamentablemente fue tan solo uno de los enormes daños.

¿Calentamiento global?

Aunque ahora el principal problema de California son las inundaciones, hasta hace pocos días el castigo era una prolongada sequía. 

Pero eso quizás no nos sorprende, porque no se trata de un caso aislado: en toda América Latina, por no decir en todo el mundo, la escena hace unos años es similar. Algunas zonas arden en tanto que otras se inundan, y se agota el tiempo que tenemos para revertir el cambio climático. 

Ya hemos causado demasiado daño al planeta: no podremos plantearnos en 20 años qué hacer para revertirlo, porque la última oportunidad que tenemos es ahora. 

Sin embargo, las personas con más poder en el mundo parecen no saberlo. Aunque las pruebas del daño ambiental estén a la vista de todos, personalidades como Donald Trump, quien en unos pocos días se convertirá en el nuevo presidente de los Estados Unidos, dice que "no cree en el cambio climático"

¿Tomaremos conciencia a tiempo antes de que los daños sean aun más irreversibles?