Ciudad perdida hallada en el Atlántico a 700 m de profundidad: en lo profundo del océano, se encuentra un sorprendente complejo de torres minerales hasta ahora desconocido. Descubierto en el año 2000, este campo hidrotermal es el más antiguo conocido en el fondo marino y podría contener pistas clave sobre el origen de la vida en la Tierra.

Un paisaje abisal único

Durante más de 120.000 años, procesos químicos entre el manto terrestre y el agua salada dieron forma a un paisaje surrealista: columnas que van desde el tamaño de un hongo hasta monolitos de 60 metros se elevan silenciosamente en la oscuridad. A diferencia de las fumarolas negras volcánicas, la ciudad perdida no depende del calor del magma, lo que refuerza su singularidad científica.

Victoria para nuestros océanos: vigor del Tratado Global del Océano

Buzo explorando estructuras rocosas en las profundidades del océano. (Imagen de portada representativa: Pexels | Harvey Clements)

Vida en condiciones extremas

Este oasis sin luz ni oxígeno demuestra que la vida puede adaptarse a entornos extremos. Las chimeneas del campo hidrotermal emiten gases como hidrógeno y metano a temperaturas de hasta 40 °C, generando hidrocarburos que sirven de alimento a comunidades microbianas únicas. Además, se han registrado pequeños animales como caracoles, crustáceos, cangrejos y anguilas, revelando una biodiversidad inesperada en medio del abismo.

Implicancias científicas

El hallazgo de esta ciudad perdida no solo es un misterio fascinante del océano, sino que también ofrece oportunidades para estudiar cómo surgió la vida en la Tierra y cómo los ecosistemas pueden prosperar en condiciones extremas. Investigaciones futuras podrían revelar nuevos organismos y procesos químicos que amplíen nuestro conocimiento sobre la biología y la geología submarina.