Xoloitzcuintle: el perro que guía las almas en el Día de Muertos, es mucho más que un can sin pelo, es un símbolo sagrado de la cultura mexicana y un puente entre la vida y la muerte. Su historia mezcla mitología azteca, genética ancestral y tradición, convirtiéndolo en un icono del Día de Muertos que sigue vivo en altares, arte y cultura popular.
El origen sagrado del xolo
El nombre xoloitzcuintle proviene del náhuatl: Xólotl, dios del ocaso y del inframundo, e itzcuintli, perro. Según la mitología mexica, Xólotl creó al xolo con un fragmento del “hueso de la vida” para guiar a las almas al Mictlán, el descanso eterno.
Más allá del mito, la ciencia confirma su importancia: registros arqueológicos en Colima y Oaxaca muestran figurillas y entierros de xolos que acompañaban a los muertos, evidenciando su rol espiritual hace más de 3,500 años.
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Entre mito y ciencia: un perro único
El xoloitzcuintle posee una mutación genética natural en el gen FOXI3, que explica su falta de pelo y la ausencia de algunos dientes. Esto lo hace único en el mundo, tanto biológica como culturalmente.
Estudios del Journal of Archaeological Science muestran que su ADN es una ventana al México prehispánico, resistiendo la conquista, la extinción y el olvido. Artistas como Diego Rivera y Frida Kahlo también lo inmortalizaron, y su imagen aparece en películas como Coco, donde Dante guía al protagonista al mundo de los muertos.
El xolo y el Día de Muertos: un puente espiritual
Cada noviembre, los xolos aparecen en altares, papel picado y tatuajes, representando la lealtad y guía del alma. Para muchos jóvenes, adoptar o tatuarse un xolo es un acto de identidad cultural, que conecta las raíces con la modernidad.
En la cultura digital, su figura reaparece en memes, reels y challenges, reinterpretando el mito con humor y ternura.
Otros guardianes del Día de Muertos
Aunque el xolo es la estrella, no es el único. Otros animales como:
- Colibríes: considerados mensajeros del alma que transportan recuerdos.
- Mariposas monarca: que regresan de Canadá cada octubre, vistas como espíritus de los seres queridos.
Juntos, estos seres forman un ecosistema simbólico, recordándonos que la muerte es otra forma de caminar por la vida.