En el vasto escenario de la historia, surgen figuras que trascienden las expectativas y dejan un legado que va más allá de sus roles públicos. Hedy Lamarr, nacida como Hedwig Eva Kiesler en 1914 en Viena, Austria, no solo fue una destacada actriz de la era dorada de Hollywood, sino también una mente brillante que allanó el camino para las tecnologías inalámbricas modernas.

Desde una edad temprana, Lamarr mostró una curiosidad innata por la mecánica, influenciada por su padre, un apasionado director de banco con un amor por la tecnología. Esta chispa temprana de curiosidad la llevó a desmontar y reconstruir su caja de música a los cinco años, anunciando el surgimiento de una mente inquisitiva.

Su incursión en las artes, influenciada por su madre, una talentosa concertista de piano, la llevó a estudiar ballet y piano. Sin embargo, su verdadera entrada en el mundo del entretenimiento llegó a los 16 años cuando fue descubierta por el director Max Reinhardt y comenzó a estudiar actuación en Berlín.

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La vida de Lamarr tomó un giro inesperado cuando, en 1933, se casó con Fritz Mandl, un comerciante de municiones austriaco. Aunque esta unión la expuso a un círculo peligroso vinculado al partido nazi, Lamarr demostró una valentía notable al escapar en 1937, marcando el comienzo de su viaje a Hollywood.

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En la meca del cine, Lamarr no solo brilló como actriz, sino que también encontró un espacio para explorar su lado inventivo. Su asociación con Howard Hughes, un influyente empresario y piloto, proporcionó el entorno para que su mente creativa floreciera. Mientras no estaba en el set, Lamarr estaba inmersa en experimentos científicos y la búsqueda de soluciones innovadoras.

Fue en este período que Lamarr se asoció con el músico experimental George Antheil para concebir un sistema de comunicación para guiar torpedos durante la Segunda Guerra Mundial. Su invención, basada en el "salto de frecuencia" entre ondas de radio, sentó las bases para tecnologías modernas como WiFi, GPS y Bluetooth.

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A pesar de obtener una patente en 1942, su sistema no fue implementado por la Marina de los Estados Unidos durante la guerra. La genialidad de Lamarr, eclipsada por su imagen cinematográfica, no fue completamente reconocida hasta décadas después. Aun así, su legado ha sido finalmente honrado con premios póstumos y su inclusión en el Salón Nacional de la Fama de los Inventores.

Hedy Lamarr, la mujer cuya belleza cautivó a Hollywood, demostró que su inteligencia y creatividad trascendían la pantalla. Su contribución a la tecnología moderna ha dejado una huella imborrable, y su título como "la madre del WiFi" es una distinción justa para una mente visionaria que cambió el curso de la historia. Hedy Lamarr no solo fue una estrella de cine; fue una pionera que conectó el pasado con nuestro presente inalámbrico.

Fuente: Muyinteresante.com.