Desde pequeños, las películas y los cuentos nos enseñan que el amor verdadero es para siempre. Pero con los años descubrimos que no siempre es así, que el amor es más complejo, que hay personas que se aman pero se hacen daño, otras que no se aman pero se acompañan hasta el fin de sus días. El tiempo nos enseña que las parejas que están juntas toda la vida son una excepción y no la regla.

Pero ¿qué es eso que hace que algunas relaciones funcionen tan bien y otras sean tóxicas? ¿Es una cuestión personal? ¿Algo que se produce en el encuentro? ¿O algo que está escrito en el destino?

En esta nota podrás conocer algunas de las características que hacen que las buenas relaciones perduren en el tiempo. Si las planteas en negativo tendrás también aquellas señales que te indican que no todo está bien. Muchas no tienen que ver con nada más mágico que desarrollar la empatía, la humildad y la intención de aprender y crecer con el otro.

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1. Han sanado las heridas del pasado

Muchas relaciones sufren conflictos por personas o fantasmas de un pasado no resuelto. Puede que se trate de una ex pareja que ha sido importante en su vida o que les ha hecho mucho daño, o puede tratarse de algo más personal, relacionado con la propia historia.

Sea cual sea la situación, en una relación sana no se proyecta sobre el compañero lo que pasó, no se lo "revive" a cada momento temiendo (y al mismo tiempo provocando) que vuelva a pasar. Por eso es necesario darse el tiempo para procesar el pasado, tomar todo el aprendizaje que nos brinda, asimilarlo y seguir adelante.

2. Saben dar y recibir

En una relación sana ambos dan y saben recibir con cierto equilibrio: no hay nadie que se brinda incondicionalmente al otro que no lo hace en absoluto y solo disfruta de recibir.

Ese dar y recibir en todos los sentidos (material, afectivo, etc) fluye con facilidad y no deriva en ningún cálculo de control que mida cuánto dio uno u el otro de más o de menos.

3. Valoran y respetan el espacio personal

Cuando una pareja es sana, el espacio para la relación, para compartir, se valora y respeta tanto como el personal. Ninguno de los dos busca controlar ni retener al otro por miedo, y de hecho se siente feliz de que pueda hacer lo que le guste, aunque no lo comparta o entienda.

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4. Se comunican con honestidad

No hay pareja que perdure en el tiempo de forma sana si no desarrolla una buena comunicación, donde ambas partes puedan expresarse con libertad, sin miedos ni culpas, sintiéndose escuchadas. Eso implica muchas veces trabajar qué siente, desea o espera cada uno del otro para poder transmitirlo con autenticidad y sin rodeos. Por eso es importante el espacio personal, y por eso también es importante ser sincero con uno mismo para no dar vueltas a la hora de decir algo. Eso sí, la comunicación plantea el desafío de que el otro no siempre responderá de la manera que esperamos.

5. El tiempo que comparten es de calidad

Para que dure en el tiempo de forma sana, no importa la cantidad de horas que estén juntos, sino la calidad de los encuentros que se generan, la profundidad de la conexión que se establezca entre los dos. No es solo "pasar el rato", sino elegirse.

6. Mejoran juntos

Sin duda alguna, lo que hace que las parejas perduren en el tiempo es que se hacen bien el uno al otro. Si ambos han mejorado desde que están juntos, si la relación saca lo mejor de cada uno, si los hace crecer y no los estanca, entonces posiblemente sea un vínculo duradero, ambos querrán cuidarlo.

7. Son amigos

Por último, una relación dura en el tiempo si ambos aprenden a ser buenos compañeros para el otro, si aprenden a no tomarse todo personal sino a entender que su pareja tiene un mundo propio y que ve la vida desde esa óptica, si dejan de proyectar en el otro la intención de que venga a cubrir sus lados fallidos, lo que no han podido trabajar de sí. A fin de cuentas, encuentran en su compañero a un amigo en quien confiar y con quien sentirse seguros, auténticos y, fundamentalmente, felices.

¿Qué otras claves conoces para el éxito de una relación? Déjanos tus comentarios.

Fuente:

The minds journal