Vivimos épocas de aguas agitadas. Pareciera, por momentos, que la tensión es muy intensa. Vemos situaciones de estrés, ira, e intolerancia en algo tan cotidiano como ir al mercado.

Todo lo que sucede por fuera, repercute también hacia adentro; y viceversa. Por eso, en épocas de crisis (política, financiera, social, etc), las turbulencias también se hacen sentir internamente.

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¿Cómo superar una situación de crisis donde la sensación de incertidumbre, inestabilidad y preocupación es tan frecuente? ¿Cómo hacer que no se apodere de nosotros el desgano, la frustración, el enojo, y otros sentimientos negativos?

Aquí te compartiremos una fórmula: la del A3.

Esta fórmula no la ideó ningún científico, ni es una pócima mágica capaz de transformar a nivel macro una realidad. Sino que se convirtió en un consejo que unas personas a otras se dan para sobrellevar las malas pasadas.

La fórmula del A3

A1: Amor

En un momento de crisis puedes llegar a sentirte triste, angustiado, desorientado, frustrado, etc. Puedes escuchar y sentir a tu alrededor muchas actitudes individualistas o agresivas; y eso puede hacerte ver las cosas aún más oscuras.

Por eso, si quieres mantenerte a salvo, aférrate al amor en todas sus formas. Abraza a tu familia, besa a tu pareja, cuida a quienes más quieres. El amor reconforta, calma, brinda bienestar, seguridad. Bríndatelo como una manera de mantenerte a flote.

A2: Alegría

Si hay algo que usualmente se pierde en los momentos de crisis es la alegría. Si las cosas van mal, reír pareciera casi una falta de respeto. Pero, al mismo tiempo, ponerse aún peor no mejora las cosas y nos hace mal a nosotros mismos.

Por eso, en momentos de crisis, aférrate a la alegría. Ríete, diviértete, permítete también estar bien.

A3: Amigos/as

De la mano de A1 y A2, va A3: un salvavidas muy resistente. Si las cosas van mal, aférrate a los vínculos genuinos, a tus amigos de toda la vida. Reúnete con ellos, diviértete, o permítete también llorar o hablar si es que lo necesitas.

En tiempos turbulentos, los vínculos positivos pueden ayudarnos a sentirnos un poco mejor. Porque cuando estamos mal, no hay nada mejor que un abrazo sincero, la sensación de que no estás solo. ¿No lo crees?