Hay palabras que llegan a nosotros en los momentos más oportunos. No importa de dónde llegan, sino por qué y qué nos dejan resonando.

Hay palabras que tienen la fuerza de un impulso, la calidez de un abrazo o la sinceridad de una mirada.

Aquí quiero compartir conmigo unas palabras que llegaron a mí. Su autor es Berth Hellinger, un filósofo, teólogo y pedagogo alemán creador de las constelaciones familiares, una terapia que sostiene que en una familia cada miembro ejerce influencia y es influenciado por los demás.

Sus palabras me ayudaron a mí; llegaron en un momento oportuno para recordarme la importancia y la alegría de estar aquí y ahora. Ojalá que también resuenen en tu corazón y puedas ser feliz como te mereces.

[También te puede interesar: El poema de la Madre Teresa de Calcuta que te enseñará a valorar la belleza de las cosas simples]

[También te puede interesar: Este corto animado te alegrará el día y te dejará una lección]

"La vida te desilusiona para que dejes de vivir de ilusiones y veas la realidad.

La vida te destruye todo lo superfluo, hasta que queda solo lo importante.

La vida no te deja en paz, para que dejes de pelearte, y aceptes todo lo que Es.

La vida te retira lo que tienes, hasta que dejas de quejarte y agradeces.

La vida te envía personas conflictivas para que sanes y dejes de reflejar afuera lo que tienes adentro.

La vida deja que te caigas una y otra vez, hasta que te decides a aprender la lección.

La vida te saca del camino y te presenta encrucijadas, hasta que dejas de querer controlar y fluyes como río.

La vida te pone enemigos en el camino, hasta que dejas de “reaccionar”.

La vida te asusta y sobresalta todas las veces que sean necesarias, hasta que pierdes el miedo y recobras tu fe.

La vida te quita el amor verdadero, no te lo concede ni permite, hasta que dejas de intentar comprarlo con baratijas.

La vida te aleja de las personas que amas, hasta que comprendes que no somos este cuerpo, sino el alma que él contiene.

La vida se ríe de ti tantas veces, hasta que dejas de tomarte todo tan en serio y te ríes de ti mismo.

La vida te rompe y te quiebra en tantas partes como sean necesarias para que por allí penetre la luz.

La vida te enfrenta con rebeldes, hasta que dejas de tratar de controlar.

La vida te repite el mismo mensaje, incluso con gritos y bofetadas, hasta que por fin escuchas.

La vida te envía rayos y tormentas, para que despiertes.

La vida te humilla y derrota una y otra vez hasta que decides dejar morir tu EGO.

La vida te niega los bienes y la grandeza hasta que dejas de querer bienes y grandeza y comienzas a servir.

La vida te corta las alas y te poda las raíces, hasta que no necesitas ni alas ni raíces, sino solo desaparecer en las formas y volar desde el Ser.

La vida te niega los milagros, hasta que comprendes que todo es un milagro.

La vida te acorta el tiempo, para que te apures en aprender a vivir.

La vida te ridiculiza hasta que te vuelves nada, hasta que te haces nadie, y así te conviertes en todo.

La vida no te da lo que quieres, sino lo que necesitas para evolucionar.

La vida te lastima, te hiere, te atormenta, hasta que dejas tus caprichos y berrinches y agradeces respirar.

La vida te oculta los tesoros, hasta que emprendes el viaje, hasta que sales a buscarlos.

La vida te niega a Dios, hasta que lo ves en todos y en todo.

La vida te acorta, te poda, te quita, te rompe, te desilusiona, te agrieta, te rompe, hasta que solo en ti queda AMOR".

Fuente:

Psicosalud