Mona Lisa

Una de lasmayores decepciones en la vida es que un lugar o viaje no cumpla tus expectativas. Un ejemplo es la Mona Lisa. A pesar de que ahora (pues antes de Internetmuchos no sabían la realidad) todos sabemos que el cuadro no es un retratogigante que deslumbra a todos –en realidad es bastante básico-, la sala en laque se encuentra continúa llena casi todo el tiempo. Eso significa quediariamente miles de personas entran a una sala repleta, observan un cuadrodiminuto por unos segundos, posiblemente toman una fotografía y salendecepcionados. Su vida no cambio al ver ese cuadro como ellos esperaban. 

Marruecos

Pero no sucede solamente con piezas de arte. Ya estamos acostumbrados a ver imágenes de los destinos que queremos ver en muchas redes sociales, blogs y sobre todo en Instagram. La última plataforma se ha convertido en un referente para todos los viajeros. Ahí siguen a personas que viven de viajar y tomar fotografías impresionantes del lugar, sin embargo lo que vemos no siempre es la realidad.  

Ellos viven viajando, pero ese es su negocio. Ven el destino como una aventura, pero también como un producto y nosotros, los espectadores, queremos la más alta calidad de ese producto. Esa pequeña incongruencia tiene graves efectos en la industria turística, pues las fotografías terminan siendo editadas para mostrar lugares de ensueño (más de lo que ya son) y distanciarte así de la normalidad que representa nuestro hogar.  

Grecia

En lugar de ver una playa hermosa y un atardecer cálido, nos encontramos con una paraíso multicolor en el que todo brilla, el agua parece transparente y la sensación de perfección es latente. Entonces, cuando visitamos esos lugares, si bien son realmente hermosos, no cumplen la expectativa que muchos tenían.  

Lauren Bullen y Jack Morris lo mostraron en su cuenta de Instagram hace poco. Con más de 4.5 millones de seguidores trabajan arduamente en mostrar la “imagen perfecta”. No utilizan simples filtros de la aplicación, sino que editan en programas complejos que les ayuden a iluminar las áreas más oscuras, los rostros y a incrementar el brillo de colores particulares que desean destacar en la fotografía final.  

playa

El resultado es un bello retrato que podría estar en la publicidad de cualquier revista, pero la publicidad por lo menos se presenta tal como es, éstas imágenes aparentan una realidad que no existe. No es malintencionado, simplemente la situación se ha vuelto tal que es más fácil encontrar fotografías retocadas que reales y eso no permite ver a la gente qué es lo que realmente visitará. Además hace olvidar lo verdaderamente importante: un viaje y un destino deberían valer por la experiencia, no por el brillo de las fotografías que podamos capturar en él.   

La próxima vez que planifiques un viaje, recuerda que los colores, si bien son brillantes en ciertos lugares, nunca serán de ese color que las fotografías pintan; no importa si estás en Marruecos, Cuba o Perú, la realidad no tiene filtro