La legendaria tortuga gigante Gramma, murió a los 141 años y dejó un legado histórico pues llegó al Zoológico de San Diego hace casi un siglo y falleció tras una decisión compasiva del equipo veterinario.
La tortuga de Galápagos conocida como Gramma, considerada la residente más longeva y emblemática del Zoológico de San Diego, murió el 20 de noviembre de 2025 a una edad estimada de 141 años. Según informó la institución, el equipo médico decidió practicarle una eutanasia humanitaria debido al avance de afecciones óseas propias de su edad.
Fue testigo de guerras, pandemias y más de 20 presidencias, y se convirtió en un símbolo de conservación.
Un siglo de historia: la vida extraordinaria de Gramma
Nacida en su hábitat natural en las Islas Galápagos, Gramma llegó al Zoológico de San Diego entre 1928 y 1931, proveniente del Zoológico del Bronx. Formó parte del primer grupo de tortugas de Galápagos que se incorporó al recinto.
La leyenda cuenta que el propio Dr. Harry Wegeforth, fundador del zoológico, la recibió personalmente. Desde entonces, Gramma fue testigo de algunos de los eventos más importantes del último siglo: dos guerras mundiales, dos pandemias y el mandato de más de 20 presidentes estadounidenses. Su longevidad la transformó en un verdadero ícono para trabajadores, visitantes y conservacionistas.
Las tortugas de Galápagos: longevidad y amenazas
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Las tortugas gigantes de Galápagos, del género Chelonoidis, son famosas por su longevidad y tamaño: pueden alcanzar 1,3 metros de longitud, pesar hasta 300 kilos y vivir más de 100 años en estado silvestre. En cautiverio, algunas llegan incluso a los 175 años, como Harriet, la tortuga más longeva registrada.
Sin embargo, se trata de una especie gravemente amenazada. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), de las 15 subespecies identificadas, tres ya están extintas y el resto se encuentra entre vulnerable y en peligro crítico.
A partir de la década del 60, programas de cría en cautiverio lograron liberar más de 10.000 tortugas jóvenes, según datos de Galapagos Conservancy, un esfuerzo crucial para la recuperación de la especie.
El legado de Gramma en el Zoológico de San Diego
Durante décadas, miles de visitantes conocieron a Gramma y compartieron fotos, recuerdos e historias con ella. En redes sociales, varias generaciones de familias expresaron su tristeza y homenajearon a la tortuga.
Cristina Park, visitante de 69 años, contó a AP que uno de sus primeros recuerdos fue montar el caparazón de una tortuga cuando tenía cuatro años, experiencia que marcó su amor por la conservación.
“Es increíble que hayan sobrevivido a tantas cosas. Y aun así siguen ahí”, comentó.
Para los cuidadores, Gramma era simplemente “la Reina del Zoológico”, no solo por ser la residente más antigua, sino también por su carácter tranquilo y su capacidad de conectar con las personas. Entre sus comidas favoritas estaban la lechuga romana y el nopal.
Un adiós simbólico y una invitación a recordar
El zoológico invitó a la comunidad a rendirle homenaje preparando una ensalada de frutas, como guiño a su alimentación preferida. Su partida recuerda la importancia de proteger a las tortugas de Galápagos, un grupo único que ha sobrevivido millones de años y hoy enfrenta múltiples amenazas.
Gramma deja un legado de conservación, educación y memoria colectiva. Su vida es un recordatorio de la resiliencia de la naturaleza y del compromiso necesario para protegerla.
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