Luego de hacer las compras en el supermercado lo primero que hacemos es guardar la mercadería que adquirimos pero, ¿lo hacemos bien? ¿Todas las frutas deben ir en la heladera? ¿Dónde conviene guardar la papa y la cebolla? ¿Qué pasa con el huevo?

EMPECEMOS POR EL HUEVO

La cáscara y las proteínas presentes en la clara (que tienen propiedades antivíricas y antibacteriales) le permiten permanecer a temperatura ambiente, en buenas condiciones, aproximadamente por 21 días. Aún así, se conserva mejor en la heladera y más aún si se dispone de una huevera de plástico en lugar de una de cartón. También es importante que la misma cierre completamente, para evitar pérdidas de agua por evaporación y la contaminación con los olores de otros alimentos.

¿En qué parte de la heladera debemos guardarlos? Los huevos son alimentos delicados, mientras menos se muevan mejor. Por eso, si bien lo normal es ubicarlos en la puerta, esto no es aconsejable.

SIGAMOS POR LAS FRUTAS

Cada fruta es un mundo. Por ejemplo las bananas, que son de origen tropical, al ser guardadas en la heladera desarrollan mecanismos de defensa contra el frío haciendo que la cáscara se vuelva más oscura. Por eso lo mejor es dejar que la banana madure a temperatura ambiente.

Las sandías y los melones, que también tienen origen tropical, se conservan mejor fuera de la heladera hasta el momento que se abren para su consumo. De allí en adelante es mejor guardarlas en frío para que su deterioro sea más lento.

Frutas de latitudes más templadas, como las manzanas o las peras, se conservan mejor en la heladera aún así, como tienen metabolismo lento, pueden permanecer unos días a temperatura ambiente.

¿Y LAS VERDURAS?

En este caso, su conservación no depende del lugar que provienen, sino de la parte de la planta de la que se obtienen.

En el caso de las raíces, como la zanahoria, se pueden conservar tanto dentro como fuera de la heladera, gracias a la resistencia de sus tejidos.

Los bulbos, como la cebolla y el ajo, son depósitos de agua y carbohidratos que se desarrollan durante el primer año de crecimiento de la planta para ser utilizados al año siguiente, por ello pueden soportar varios meses a temperatura ambiente sin deteriorarse.

Los tallos, como los espárragos y el apio son más delicados porque desde el momento en que se arrancan comienzan a deteriorarse. El mejor lugar para conservarlos es en la heladera, envueltos en un paño humedecido y en una bolsa de conservación para evitar que pierdan humedad.

Las hojas son aún más delicadas. Si bien necesitan del oxígeno del aire, este mismo oxígeno provoca reacciones de oxidación que las deteriora, por eso lo mejor es conservarlas en bolsas bien cerradas, sin nada de agua. Las verduras de hoja son ricas en antioxidantes gracias a que han desarrollado un antídoto contra los daños producidos por el oxígeno y, cuanto más oscura sea la hoja, más rica en antioxidantes será.