Crearemos más riqueza si nos movemos rápido hacia un futuro sustentable, porque tendremos la infraestructura adecuada, y mantendremos más regeneración biológica gracias a una mejor gestión ambiental y menos cambio climático. Si nos moveremos con lentitud, nos encontraremos con menos regeneración en el futuro.

Dada la actual perdida acelerada de la biodiversidad y la necesidad de seguridad alimentaria, la preocupación fundamental pasa a ser preservar (si no mejorar) el bienestar humano. Y tenemos que lograrlo no sólo sin combustible fósil, sino también sin abrumar a nuestro ambiente. Si los países dejaran de vender combustibles fósiles inmediatamente para reducir las emisiones de carbono, limitando la capacidad de la gente para cocinar, por ejemplo, el bosque sería talado rápidamente para obtener leña.

Los enfoques tradicionales de reducción de carbono, lo tratan como una "externalidad" o un silo separado que puede ser gestionado como un asunto único. Normalmente, para las ciudades, proponen iniciativas de "huella de carbono", con alcance 1, 2 y 3, apoyadas por formularios y calculadoras, y cuidadosas explicaciones sobre cómo realizar inventarios de carbono.

contaminación

Pero estos enfoques convierten la descarbonización en una condicionalidad: se tornan en requisitos adicionales que hacen todo más difícil. Son un coste adicional, un esfuerzo noble que compite con todas las demás necesidades importantes y urgentes que también compiten por presupuestos limitados: infraestructura sanitaria, educación, salud pública, seguridad pública, sistemas de transporte viables, seguridad alimentaria, etc.

Sin embargo, la estabilidad climática y la seguridad en recursos no son lujos. Son esenciales. Abordar estos aspectos fundamentales no es una noble tarea adicional o opcional. Es primordial para garantizar el funcionamiento de la economía. La seguridad de los recursos es más inmediatamente crítica para las poblaciones de bajos ingresos. No disponen de ahorros adicionales para salir de un apuro.

Por lo tanto, las estrategias de carbono exitosas funcionan si se abordan conjuntamente con las necesidades de biodiversidad y bienestar humano. Las estrategias de carbono no pueden triunfar si compiten con ellas. De hecho, la política climática tiene que estar impulsada por los esfuerzos para garantizar el bienestar humano. La única diferencia es que estos esfuerzos se basan en las verdaderas limitaciones climáticas y de recursos a las que se enfrentan todas las ciudades y países.

En la actualidad, el desarrollo se basa en un modelo de agotamiento: destruimos activos, especialmente la naturaleza, para producir ingresos. El verdadero truco consiste en cambiar el desarrollo por uno basado en la creación de valor regenerativo, en el que realmente construyamos la prosperidad de nuestra ciudad o país para poder mantener los ingresos ahora y en el futuro.

basural pobreza

las 8 preguntas estratégicas del desarrollo regenerativo

1- ¿Cuánta naturaleza utilizamos en nuestro país y en nuestra ciudad?

2- ¿Cuánta naturaleza tenemos en nuestra región, en nuestro país y en el mundo?

3- ¿Qué ámbitos (alimentación, vivienda, movilidad, etc.) contribuyen a cuánto del total? ¿Y cuáles son las tendencias?

4- ¿Dónde queremos estar? Más concretamente, ¿qué relación entre demanda y regeneración queremos alcanzar para que tu ciudad o país prospere, ahora y en el futuro, teniendo en cuenta las realidades físicas en las que vivimos (que incluyen las limitaciones ecológicas y la necesidad de abandonar los combustibles fósiles)?

5- ¿Cómo se traduce este deseo en prioridades, para los presupuestos y las políticas?

6- ¿Cómo podemos invertir nuestros presupuestos públicos y privados de la manera más eficaz para maximizar la generación de riqueza?

7- ¿Cómo podemos determinar el beneficio relativo de las opciones?

8- ¿Son las opciones imaginadas lo suficientemente buenas como para satisfacer nuestra necesidad de asegurar nuestro bienestar ahora y en el futuro?

huella carbono

Comprender el panorama completo nos obliga a ir más allá del carbono. Tenemos que incorporar a todos los recursos de los que dependemos, especialmente los que compiten por la limitada regeneración del planeta. Este enfoque global lo proporcionan, por ejemplo, la contabilidad de la Huella Ecológica y de la biocapacidad.

La huella ecológica incluye todas las demás demandas humanas que compiten por la naturaleza. Así pone el carbono en contexto con todas las otras demandas para comida, madera, fibras, superficie urbana, etc. Es demanda se puede comparar con la cantidad de regeneración disponible, a nivel local o global.

¿Qué significa todo esto?

Para tener éxito, no necesitamos acciones climáticas adicionales. Más bien tenemos que centrarnos en cómo asegurar el bienestar, dándonos cuenta de que esto no es posible sin estar seguros de los recursos. Por lo tanto, invertir en nuestro éxito requiere acciones que también son beneficiosas para el clima. Sólo estas permiten mantener nuestro éxito. 

A los dirigentes municipales que quieran estar preparados para afrontar la crisis climática les convendría reforzar sus capacidades para responder a las preguntas anteriores, de modo que puedan encontrar las formas más eficaces de mejorar el bienestar, teniendo en cuenta las realidades climáticas y de recursos en las que nos movemos cada vez más.

No se trata de un presupuesto adicional para el clima; más bien se trata de cómo utilizar los presupuestos existentes de forma que se refuerce la verdadera creación de riqueza y la capacidad de prosperar ahora y en el futuro.

Tomemos en serio nuestro bienestar, porque esto también nos obligará a ocuparnos seriamente del clima.