Expertos: un reciente análisis histórico que abarca 5,000 años y más de 400 sociedades advierte que el colapso podría ser inevitable para la humanidad. Según Luke Kemp, investigador del Centro para el Estudio del Riesgo Existencial de la Universidad de Cambridge, la civilización contemporánea repite patrones que ya llevaron al derrumbe de culturas antiguas: sobreexplotación de recursos, concentración de poder en élites, creciente desigualdad y decisiones políticas que no contemplan la sostenibilidad.

Kemp describe al mundo actual como un frágil “Goliat”: un sistema globalizado, interconectado y dominado por el capitalismo, con liderazgos caracterizados por rasgos narcisistas y, en muchos casos, psicopáticos. Este modelo, advierte, es cada vez más vulnerable ante los desafíos del cambio climático, la inseguridad alimentaria, la crisis energética y la inestabilidad geopolítica.

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No hay una fecha exacta para un “colapso” global; los expertos como Luke Kemp no hablan de un momento puntual, sino de un proceso progresivo que se intensifica si no se toman medidas.
No hay una fecha exacta para un “colapso” global; los expertos como Luke Kemp no hablan de un momento puntual, sino de un proceso progresivo que se intensifica si no se toman medidas.

Dinámicas peligrosas

La historia demuestra que las sociedades colapsan cuando una pequeña élite acumula poder y recursos mientras la mayoría de la población queda debilitada frente a choques externos, como guerras, epidemias o desastres ambientales. Según Kemp, esta dinámica ya podría estar en marcha en el contexto moderno, con consecuencias potencialmente catastróficas si no se toman medidas a tiempo.

Sin embargo, el investigador subraya que el futuro no está escrito. Un desenlace distinto podría ser posible si se promueve una democracia real, se redistribuye la riqueza de manera equitativa y se fortalece la cooperación social, un rasgo intrínseco de nuestra especie.

“Somos naturalmente sociales, altruistas y capaces de construir sociedades justas”, afirma Kemp. La advertencia es clara: actuar ahora podría evitar que nuestro Goliat global colapse bajo su propio peso, marcando un camino hacia un futuro más sostenible y resiliente.

Según los análisis históricos y actuales:

Señales tempranas: sobreexplotación de recursos, desigualdad creciente, degradación ambiental y tensiones sociales. Estas ya se están viendo en varias regiones.

  • Plazos aproximados: algunos estudios sugieren que, si las tendencias actuales continúan, podrían ocurrir crisis graves en las próximas décadas, pero no es un colapso inmediato ni uniforme a nivel mundial.
  • Factores acelerantes: cambio climático, guerras, pandemias, crisis alimentaria o energética, desastres naturales. Cada uno puede precipitar un colapso local o regional que, en un sistema global interconectado, afecte a más regiones.
  • Prevención: redistribución justa de recursos, cooperación internacional, políticas sostenibles y preparación ante desastres podrían retrasar o incluso evitar un colapso global.

En resumen, no hay un “día del colapso”; se trata más de una tendencia creciente de vulnerabilidad que, si no se corrige, puede derivar en crisis mayores en el mediano o largo plazo.