Focas leopardo “cantan” melodías de rimas infantiles- la naturaleza y el mundo animal nunca dejan de sorprendernos. Recientemente, un estudio científico reveló que los cantos submarinos de los leopardos marinos antárticos presentan sorprendentes similitudes estructurales con las canciones infantiles humanas.

Investigadores australianos de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) analizaron grabaciones de estos cantos recogidas desde la década de 1990. Descubrieron que los cantos de las focas leopardo son repetitivos y predecibles, compuestos por cinco notas básicas que se combinan en secuencias únicas para cada macho.

Conocidas como “los pájaros cantores” del Océano Antártico, las focas leopardo machos pasan hasta 13 horas diarias cantando solos submarinos durante la primavera. Su canto se emite en ciclos de dos minutos, intercalando períodos en la superficie y bajo el agua, un comportamiento que facilita la comunicación a larga distancia en el inhóspito entorno antártico.

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El estudio analizó grabaciones de especímenes desde la década de los noventa© Archivo msn.com
El estudio analizó grabaciones de especímenes desde la década de los noventa© Archivo msn.com

funciones clave

Según la profesora Tracey Rogers, coautora del estudio publicado en Scientific Reports de Nature, estos cantos cumplen funciones esenciales para la especie: reclamar territorio frente a otros machos y atraer a las hembras para la reproducción.

El análisis basado en la entropía de la información, que mide la estructura y la aleatoriedad de las secuencias sonoras, confirmó que la simplicidad y predictibilidad de estos cantos son clave para su eficacia comunicativa. Esto contrasta con las vocalizaciones más complejas de otros mamíferos marinos como las ballenas jorobadas o los delfines.

Este hallazgo abre nuevas líneas de investigación sobre cómo las focas leopardo podrían reconocerse entre sí gracias a su “alfabeto” de cinco notas y si estas combinaciones cambian con el paso de las generaciones. Así, el mundo animal sigue demostrando que la comunicación puede ser tan fascinante y estructurada como las melodías que acompañan nuestra infancia.