En un mundo cada vez más urbanizado, el desafío de crear ciudades habitables, resilientes y sostenibles se ha vuelto cada vez más significativo. En este contexto, la Infraestructura verde y azul (IVA) ha surgido como un concepto crítico en la planificación urbana. La misma puede definirse, según el Joint Nature Conservation Committee (JNCC), como una red de áreas naturales y seminaturales estratégicamente planificada con componentes ambientales diseñados y gestionados para brindar una amplia gama de servicios ecosistémicos [1]. Este concepto no solo transforma la apariencia de los centros urbanos, sino que también promueve la coexistencia entre la sociedad y el entorno natural, generando innumerables beneficios para las comunidades urbanas y el ambiente.

La infraestructura verde se refiere a la integración de áreas verdes y espacios naturales en el tejido urbano, mientras que la infraestructura azul se centra en la gestión sostenible del agua en las ciudades, aprovechando y preservando los recursos hídricos naturales y artificiales. Algunos ejemplos de elementos que forman parte de la IAV (muchos de los cuales han existido tradicionalmente en la gran mayoría de las ciudades) son: áreas como parques, reservas naturales, pasillos ecológicos, techos y muros verdes, cursos de agua, reservorios de biorretención, lagunas, humedales, parques inundables y paseos peatonales costeros, entre otros [2].

ecosistemas

La IAV ofrece innumerables beneficios tanto para las comunidades como para el ambiente. En primer lugar, mejora la calidad de vida de las personas al proporcionar espacios verdes para la recreación y el esparcimiento, creando un entorno más equilibrado y atractivo. A su vez brinda servicios ecosistémicos como la moderación del efecto de isla de calor, regulación de la temperatura, mejoras en la calidad del aire (capacidad fitorremediadora de la vegetación), reducción del ruido, captura de CO2 y mayor control de la escorrentía [2].

En un contexto de cambio climático, los impactos asociados a eventos climáticos extremos revelan la vulnerabilidad de muchos centros urbanos [3]. A su vez, estos efectos se ven agravados por la falta de concienciación y preparación ante la variabilidad climática existente en países de todos los niveles de desarrollo [4].

La IAV puede aumentar la resiliencia frente a futuros eventos climáticos, al tiempo que contribuye a mejorar la salud humana, el bienestar social y económico, la calidad del medio ambiente [5][6]. La capacidad de absorción de agua y la mitigación del calor ayudan a reducir los impactos de eventos extremos como tormentas, inundaciones y olas de calor. Reducir la vulnerabilidad y la exposición a la variabilidad climática actual resulta crítico para la adaptación al cambio climático futuro.

El concepto de la IAV representa una evolución significativa en la forma en que concebimos y diseñamos las ciudades. De igual manera, aborda desafíos críticos relacionados con la salud, el ambiente y el cambio climático, allanando el camino hacia un urbanismo sostenible.

[1] JNCC (Joint Nature Conservation Committee) (2019). Roadmap Towards a Blue Green Infrastructure Manual. Bridging the knowledge gap in the field of Blue Green Infrastructures. Available in: https://data.jncc.gov.uk/data/354f40aa-1481-4b7f-a1eb-82c806893409/BGI-Manual-Report.pdf

[2] Kozak, Daniel Matias; Henderson, Hayley; Rotbart, Demián; Aradas, Rodolfo; Hacia una Infraestructura Azul y Verde para la Región Metropolitana de Buenos Aires; Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo; Revista del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo; 50; 12-2021; 12-13

[3] Zahra Ghofrani, Victor Sposito, and Robert Faggian. (2017). A Comprehensive Review of Blue-Green Infrastructure Concepts. International Journal of Environment and Sustainability [IJES] ISSN 1927-9566 Vol. 6 No. 1, pp. 15-36.

[4] Faggian, R. and Sposito, V. (2009), “Systemic regional development - a system thinking approach”, In Proceedings of the 53rd Annual Meeting of the ISSS

[5] Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC). (2014), “Climate change 2014: impacts, adaptation, and vulnerability”. Cambridge University Press Cambridge, New York, NY

[6]Middlemann, M. H. and Middelmann, M. (2007), “Natural hazards in Australia: identifying risk analysis requirements''. Geoscience Australia