En Antofagasta, provincia de Catamarca (Argentina), la extracción de litio pone en riesgo los humedales de La Puna, una de las seis grandes regiones de humedales existentes en Argentina.

Con motivo del Día Mundial contra la Minería a Cielo Abierto o la megamineria, DW habló con Luciana Fernández, defensora ambiental de "Antofagasta por el Agua y los Salares", creada en 2019 para tratar de detener la megamineria del litio en este territorio.

“Es una organización que se forma parar resistir el avance vertiginoso de proyectos de extracción de litio en La Puna Catamarqueña. Y las mujeres juegan un rol fundamental en ella, porque han sido las voceras de esta organización que intentó crear un frente de resistencia que pudiera unificar a la diversidad de actores que existían en el territorio, con posibilidades de oponerse y alzar la voz”, explica Luciana Fernández. Y recalca que objetivo de "Antofagasta por el Agua y los Salares" es mostrar los impactos de la megaminería de litio y "dar cuenta de que el avance de esta minería genera zonas de sacrificio".

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Protesta de Antofagasta por el Agua y Los Salares, compuesta por varios actores, entre ellos comunidades de pueblos originarios y asambleas socioambientales de la provincia. Imagen: privat

Una actividad destructiva en aumento

“La extracción de litio en Antofagasta tiene más de 20 de años”, recuerda, puntualizando que ello se debe a la actividad que realiza en la zona la empresa estadounidense Livent desde 1998. “Lo que cambia es el avance de nuevos proyectos en este último tiempo, hoy contabilizamos hasta ocho”, lamenta, apuntando a que ello se debe al aumento del valor del litio en el mercado.

“La gente viene conviviendo con la invasión de la empresa sobre el territorio y las violencias que esto ha generado. La minería en los salares es una minería de agua, porque se necesitan millones de litros de agua para todo el proceso de agua salada y de agua dulce. La empresa empezó a construir un acueducto hacia el río los Patos, que es la fuente de agua más importante de la región, tras haber secado el río Trapiche con el objetivo de ampliar la producción de litio, como los otros proyectos”, critica, apuntando que las zonas donde se instalan los proyectos son destruidas y no vuelven a recuperarse.

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Una transición cuestionable

“La megaminería nunca va a ser sustentable para nuestros pueblos, al contrario, es una amenaza de muerte para nuestros territorios”, asegura Fernández, que cuestiona la transición energética que se está llevando a cabo en el hemisferio norte. “Esta transición empresarial es un negocio más que pone en juego la continuidad de la vida no solo en nuestros territorios, sino a nivel global”, recalca, recordando que este proceso está impulsado “por las empresas y por el norte Global y avalada por las elites del Sur Global, pero no por los territorios y pueblos que habitamos en el Sur Global”.

A pesar de ello, se muestra satisfecha con el avance que ha tenido “un tema donde no había voces disidentes”. “Todavía está esa fantasía de que el Norte puede salvarse solo y para eso necesita el sacrificio del Sur. Nuestros pueblos no son sacrificables y no puede salvarse una parte del planeta”, concluye, recordando la conexión existente entre todas las regiones del mundo.

Fuente: DW.