Una noche de noviembre, el cuidador de animales salvajes Greg Keightley captó una imagen horrible con la cámara. Un grupo de hombres estaba matando canguros en el Parque Nacional Blue Mountains, tres horas al noroeste de Sídney.

Cuando Keightley llegó por primera vez a la zona hace dos años, comenzó a trabajar como voluntario para una ONG, ayudando a cuidar animales, sobre todo a canguros heridos. Al principio pensó que era un lugar tranquilo hasta que una noche escuchó disparos. Y filmó lo que sucedía a su alrededor. Quería pruebas de la matanza de los animales que él mismo estaba intentando proteger. "A menudo, los tiradores vienen aquí drogados y disparan indiscriminadamente a cualquier animal salvaje ", dijo a DW.

Delito sancionado

Matar canguros es un delito sancionado por las autoridades australianas, cuyo servicio de Parques Nacionales y Vida Salvaje emite licencias a tiradores privados. El gobierno tiene un código de conducta nacional, que describe cómo disparar una bala en la cabeza de un animal.

"El gobierno quiere que la opinión pública piense que se trata de una forma de matar rápida y limpia", explicó Keightley. "Es cualquier cosa menos eso", aseguró.

La noche que grabó con la cámara los incidentes, encontró a un bebé canguro tirado en la hierba. Había sido separado de la bolsa de su madre mientras lo amamantaba.

Keightley también filmó a un pequeño grupo de hombres atando a la madre del pequeño canguro a la camioneta. Había decenas de ellos, cuyas patas habían sido amputadas. Incluso sin sus extremidades, dijo, todavía seguían vivos. "De esa manera no tienen que pagar por un camión de refrigeración, ya que un animal se conserva por más tiempo si aún respira", aclaró.

Él dice que se hace así para que los animales lleguen a su destino como carne fresca. Se transportan a plantas, donde se procesan para obtener su piel y carne, a veces, también para consumo humano, pero en la mayoría de los casos para la exportación de alimentos para mascotas.

¿Una plaga?

El año pasado, Niall Blair, Ministro de Industrias Primarias de Nueva Gales del Sur dijo a los medios de comunicación que las poblaciones de canguros habían alcanzado "las proporciones de una plaga".

Basándose en las quejas de algunos agricultores, que criticaron que los marsupiales comían el pasto necesario para las ovejas y el ganado en un clima de sequía continua, Blair dijo que su gobierno regional "modifica la cantidad de canguros a los que los agricultores pueden disparar" y que los cadáveres ya no necesitan ser etiquetados. Como resultado de esta medida, ya no se registra la cantidad de animales muertos.

David Croft, miembro honorario de la Facultad de Ciencias Biológicas, de la Tierra y del Medio Ambiente en la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sídney, dice que los canguros se están convirtiendo en chivos expiatorios de un problema causado por humanos. "¿Qué significa proporciones de una plaga? ¿En proporción a qué?" dijo. Él cree que Australia debería abordar el verdadero problema: las causas de la crisis climática que exacerba las sequías.

Biológicamente imposible

El ecologista Ray Mjadwesch, quien recibió un premio de conservación de la "Australian Wildlife Society”, afirma que las poblaciones de canguros no pueden aumentar de manera natural como si fueran una plaga: "Esta es una imposibilidad biológica debido a su lento ciclo de reproducción".

Según datos del gobierno regional, el número de canguros rojos en el centro de Nueva Gales del Sur se redujo de 5,1 millones a 2,9 millones en el último año, mientras que el número de canguros grises aumentó de 3,9 millones a 4 millones.

Mjadwesch es crítico con estas cifras: "Las tasas de disparos superan a las de crecimiento de la población (de canguros), particularmente durante la sequía. No es posible que aumente la población en la sequía". Además, él cree que el gobierno está tratando de ganar puntos con los agricultores y, al mismo tiempo, apoyando la industria de la carne de canguro.

Poder de la industria

Según el Departamento de Agricultura de Australia, unas 3.000 toneladas de carne de canguro se exportan anualmente a 60 países. Según las estadísticas gubernamentales más recientes disponibles, que datan de 2003, el 75% se utilizó como alimentos para mascotas. Algunos ambientalistas dicen que la cifra ahora es más alta.

"Macro Meats”, el mayor distribuidor de carne de canguro y caza salvaje de Australia, asegura que la captura de animales es "responsable". En el momento de la publicación, esta empresa no había respondido a DW, pero el sitio web de la compañía afirma que la organización compra carne de tiradores autorizados, que matan canguros de acuerdo con el código de conducta del gobierno.

"¿Cuál es el propósito de un código de conducta si no se mantiene o se vigila?¿La industria de alimentos para mascotas es realmente tan poderosa que nuestra vida salvaje tiene que ser sacrificada, y los tiradores pueden actuar con impunidad”, criticó Keightley.

Fuente:

DW