Según un estudio realizado en 2022, aproximadamente un 15% de la población mundial consume cigarrillos, de los cuales un 75% manifiesta que tira la colilla a la vía pública o en espacios naturales de manera inapropiada.

Se denomina colilla al residuo generado luego de consumir un cigarrillo, este residuo se compone de un filtro (fabricado generalmente con un producto de síntesis química llamado Acetato de celulosa); papel y restos de tabaco. Cada uno de estos componentes puede contener sustancias químicas nocivas que contaminan el suelo, agua como asi tambien la flora y fauna.

En un informe elaborado por la OMS, se establece que entre los miles de compuestos químicos que pueden ser eliminados por el consumo de cigarrillos se encuentran presentes en el mismo 70 sustancias catalogadas como cancerígenas tales como arsénico, benceno, berilio, 1,3-butadieno, cadmio, cromo, óxido de etileno, níquel y cloruro de vinilo. Además, el tabaco puede absorber y acumular compuestos radiactivos, como el plomo-210 y polonio-21, que pueden estar presentes en suelos contaminados y en los fertilizantes aplicados. Esto sucede porque la estructura de las hojas de tabaco es especialmente eficiente en absorber estos compuestos. Todas estas sustancias son adsorbidas por el filtro y permanecen en la colilla.

Créditos: seracocora (Pexels).

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Problemáticas e impacto

Si bien durante todo el ciclo de vida de la producción de tabaco y manufactura de cigarrillos existen muchos tipos de impactos al ambiente -deforestación para plantación de tabaco, utilización de agroquímicos, erosión del suelo y pérdida de biodiversidad, utilización de toneladas de productos químicos y agua y su consecuente generación de efluentes y residuos sólidos, empaquetado y transporte, etc., si solo analizamos la etapa final de este producto, es decir, cuando el consumidor elimina la colilla al suelo, obtenemos que el impacto también es enorme.

De acuerdo a otro estudio realizado en Alemania se estima que con una sola colilla de cigarrillo se puede llegar a contaminar hasta 1000 litros de agua, y numerosos estudios ya están alarmando del impacto que genera la presencia de estos químicos presentes en una colilla sobre diversos organismos acuáticos y terrestres como así también la intoxicación por plástico y generación de microplásticos con la que está elaborado el filtro. La situación es muy agravante debido a que es uno de los residuos más generados en el mundo -los fumadores desechan aproximadamente entre 4,5 a 5,6 billones de colillas por año- lo que da cuentas del alarmante problema de impacto socioambiental, tanto en la salud de la población como así también para animales y plantas.

Fuente: NoButts.org

¿Qué acciones se están realizando?

En Argentina, EcoHouse lanzó en el año 2017 la campaña #OjoConLaColilla, una iniciativa que buscaba poner en visto y en debate una actividad tan naturalizada y poco cuestionada como era el tirar las colillas en la vía publica y en espacios naturales. Esto derivó en la promulgación de una ley impulsada por la misma organización que fue aprobada en 2020 donde se prohíbe arrojar colillas a la vía publica en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con la aplicación de multas de diferentes tipos. También la misma organización elaboro un informe exhaustivo en 2022 denominado Informe General Sobre Colillas de Cigarrillo que recoge investigaciones de diversa índole abarcando no solo información sobre la problemática y su impacto ambiental sino también información legislativa y de gestión de este residuo.

Como primera medida a nivel internacional para dar alerta mundial sobre la problemática del consumo de tabaco, no solo para la salud sino también por su impacto ambiental, fue la convención lanzada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) denominada Convenio Marco Para el control del tabaco (CMCT) en 2003, donde luego en base a este convenio, los miembros del MERCOSUR implementaron una Estrategia Regional para el Control del Tabaco que incluía la firma y ratificación del CMCT y la formación de una Comisión Intergubernamental para el Control del Tabaco (CICT).

Existen regulaciones más específicas como es el caso de la ciudad de San Francisco en EE.UU que mediante la aplicación de un impuesto aplicado específicamente en cigarrillos se logra cubrir el gasto por las tareas de limpieza de colillas y gestión de este residuo.

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Volviendo a Argentina, Neuquén es otra de las provincias que promulgó una ley que prohíbe el arrojo de colillas de cigarrillos en la vía pública. Otro caso es Pinamar, que establece mediante ley las playas Libres de Humo, como así también otras localidades más pequeñas que están incorporando ordenanzas en base a esta problemática, trabajando ya sea a nivel estatal desde los municipios y comunas como así también mediante la participación de ONGs, donde se incorpora la adaptación y puesta en marcha de zonas diferenciadas para fumadores con contenedores exclusivamente diseñados para la recolección de colillas en espacios públicos. Si bien todas las iniciativas son aisladas y muy emergentes es necesario que se visibilice y concientice sobre la problemática de manera que estos temas puedan ser tomados como políticas de estado y ser gestionadas correctamente.

Afortunadamente para los distintos tipos de residuos sin una gestión y tratamiento apropiado surgen oportunidades de innovación donde se desarrollan distintos tipos de tratamiento y reinserción como materia prima o insumos, uno de los ejemplos es el caso de “cigadrillo”. Un emprendimiento a cargo de tres estudiantes, Antonio Ramírez, Luján Fischer y Luciano Carrizo, que nació como idea para un proyecto de la facultad de arquitectura en la Universidad Nacional de Rosario. Fueron los precursores en su momento de muchas otras modificaciones necesarias, desde cambio de hábitos de consumidores hasta ordenanzas en municipios, voluntariados ambientales, replicación en ONGs, entre otros. Actualmente utilizan la colilla como materia prima para fabricar diferentes materiales para la construcción.

Otro emprendimiento innovador que también surge del ámbito universitario en la Ciudad de Santa Fe es MozziColy, tres estudiantes de la Universidad Nacional del Litoral, Ana Emilia Spinoza, Julieta Lottersberger y Maria del Huerto Ordoñez, que desarrollaron una idea de negocio de como revalorizar el residuo y volver a insertarlo en el mercado enmarcado en los conceptos de la economía circular. Ellas desarrollaron el proceso de extracción de acetato de celulosa para su limpieza y purificación y que pueda volver a ser utilizado por diferentes empresas, entre ellas las mismas tabacaleras. Este equipo ofrece el servicio de gestión del residuo y posterior asesoramiento a empresas para transicionar a empresas más sustentables y que puedan contar con una línea de producción de acetato de celulosa sustentable dentro de sus industrias.