Conocidos como fuentes de energía, los combustibles fósiles se utilizan desde hace tiempo sin importar el daño que causan en el ambiente. Desde la revolución industrial a la actualidad, su uso no ha mermado, por el contrario, incrementó en la actualidad.

Sin embargo, en los últimos años en los que las sociedades están dudando de todo lo establecido y ahogándose más con el ambiente, se buscan alternativas a los combustibles fósiles, comenzando a tomar relevancia términos como biocombustibles, por ejemplo.

Pero, ¿qué son los combustibles fósiles exactamente? ¿Por qué se dice que es necesario encontrar alternativas más sustentables? Conoce detalles en este artículo.

Si se habla de la definición de combustibles fósiles son aquellos recursos naturales y no renovables que por sus características químicas son utilizados como fuente de energía.

Los mismos, fueron en principio restos vegetales, microorganismos y bacterias que se descompusieron con el paso de los años y quedaron sepultados por procesos naturales. A través de procesos biogeoquímicos llevados a cabo durante millones de años, bajo la presión del calor de la corteza terrestre, se convirtieron en combustibles fósiles como por ejemplo petróleo, carbón y gas.

Combustibles fósiles: ventajas y desventajas

Si de pros y contras hablamos, en el primer caso se puede mencionar que proporcionan energía en grandes cantidades y los costos para adquirirlos son bajos. Además, son de fácil y económico transporte y almacenamiento. También, son de extracción accesible.

Pero, las desventajas es que impactan negativamente en el ambiente y en la salud de las personas.

La combustión de los mismos genera alrededor del 80% de las emisiones de gases tales como dióxido de carbono, monóxido de carbono y otros gases que potencian el efecto invernadero, la lluvia ácida, la contaminación del aire, suelo y agua.

La lluvia ácida es una de las consecuencias del uso de combustibles fósiles.

Asimismo, si se considera la demanda de combustibles fósiles y de energía que hay en la actualidad, para el 2050 se duplicaría, siendo las emisiones de carbono más grandes que las que se pueden emitir para mantener la temperatura media mundial en menos de 2°C. Esto implicaría consecuencias graves para el planeta Tierra.

Además, implicarían grandes problemas en la salud de las personas, quienes se verían afectadas por los niveles de contaminación extremos en el aire, lo que producirá enfermedades respiratorias, cardiovasculares y de piel, así también como lesiones, como por ejemplo cáncer.

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Alternativas a los combustibles fósiles

Es por eso que es necesario encontrar alternativas sustentables. Una de ellas son los biocombustibles que son fuentes de energías renovables que se producen orgánicamente. Provienen de biomasa, es decir de materia orgánica producida en un proceso biológico y espontáneo o provocado. Pueden utilizarse para el transporte, la calefacción y la electricidad, por ejemplo.

De todas maneras, pese a que son una de las opciones más mencionadas a la hora de hablar de un tipo de combustible que no dañe el planeta, algunas organizaciones ambientales expresan que la producción de estos son una amenaza ya que, la producción alta de los mismos pueden dañar los ecosistemas, como cualquier monocultivo como el maíz, la soja o palma.

Los biocombustibles además, requieren de tierra fértil y agua, y esto también es un problema, ya que compiten con los demás cultivos y pueden provocar impactos negativos en la economía de los pequeños productores.

Biocombustibles, una opción de energía renovable

Si bien son un gran paso como energías renovables y de reemplazo de los combustibles fósiles, hay que seguir buscando alternativas que sean cuidadosas y respetuosas con el ambiente. Lo importante es encontrar caminos sustentables que nos lleven hacia lo sostenible.

Según un informe de la ONU, la necesidad de reducir las emisiones no excluye el uso de combustibles fósiles, pero si se necesita un cambio significativo en esta temática. Tal como se detalla, la eficiencia energética y las energías renovables no son las únicas soluciones para cumplir los objetivos, ya que no son suficientes.

Para lograr las metas y la protección del ambiente es necesario incluir una expansión del uso del secuestro del carbono y lo que se espera que tenga como resultado una reducción de las emisiones de un 16% anual para 2050.

Lo que está claro es que la sociedad mundial está despertando ante las numerosas alertas que la naturaleza da. El cambio climático no espera y el único camino es ser conscientes y llevar adelante todas las acciones necesarias para remediar las problemáticas que le ocasionamos.

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Fuente: Naciones Unidas, Conicet Mendoza, La Vanguardia