Si haces la cuenta de la cantidad de esponjas para lavar la vajilla que has usado en tu vida, te encontrarás con un alto número. En un mes, muchos hogares desechan entre una y dos, lo que supone un alto impacto para el ambiente y para la salud.

Te compartimos tres razones por las que deberías dejar de usarlas:

1. ESTÁN hechas con PLÁSTICOS TÓXICOS

La mayoría de las típicas esponjas que puedes comprar en los supermercados están hechas de espuma de polietileno, un material plástico derivado del petróleo, y poseen tintes y desinfectantes sintéticos.

Si son antibacterianas, además contienen triclosán, un agente antibacteriano y fungicida que tiene efectos nocivos para la salud. Estudios afirman que las plantas de tratamiento no consiguen eliminarlo, por ello puede encontrarse en gran parte de los ríos, afectando los ecosistemas, ya que su concentración inhibe la fotosíntesis de las algas de los ríos.

2. AFECTAN LA SALUD DEL PLANETA

Su producción implica el excesivo uso de energías no renovables, pero lo más alarmante es que su desecho genera una alta contaminación de los suelos y aguas del planeta. Con el uso, las esponjas van desprendiendo microfibras que, una vez pasan por el desagüe de la cocina y los sistemas de filtración de agua, acaban en los ríos y mares.

Es allí donde los animales marinos las ingieren al confundirlas con comida, lo que les causa grandes daños o incluso la muerte. Si consumes un pescado que ha ingerido partículas de plástico, la cadena alimentaria también se ve contaminada.

Las partículas que se desprenden de las esponjas de cocina continúan absorbiendo tóxicos y aumentando la contaminación del planeta. Estas, como muchos plásticos, nunca desaparecen y acaban como micropartículas dispersas en los océanos, afectando la salud de la Tierra y afectando la vida de todos los seres vivos que la habitan.

Esponja vegetal: una alternativa sustentable.

3. NO PUEDEN RECICLARSE

Además de las partículas que se desprenden con su uso, las esponjas plásticas no pueden reciclarse o compostarse. Por eso, al desecharlas, en el mejor de los casos terminan en los cestos de basura para ser trasladadas al relleno sanitario donde quedan acumuladas, contaminando los suelos.

La alternativa ecológica

Frente a este panorama, optar por una alternativa a las esponjas plásticas puede ayudar a reducir el consumo de plástico de cada hogar, generar un menor impacto en el ambiente, y cuidar la salud de todos los seres vivos.

Una posibilidad es la esponja de luffa, conocida como esponja vegetal. Su popularidad ha aumentado debido a su bajo impacto negativo en el entorno. La luffa es un fruto seco de la familia cucurbitaceae, muy semejante a los calabacines. Es nativa de la India, pero en la actualidad se cultiva en gran parte del mundo. De ella se pueden obtener una serie de productos como las esponjas.

Las esponjas vegetales son totalmente naturales, biodegradables y compostables, lo que las convierte en una alternativa sustentable y consciente. Contrario a lo que se piensa, no rajan la vajilla y, además, pueden ser útiles para usar como esponja de baño.

¿CAMBIARÍAS TU ESPONJA DE COCINA?

Fuentes:

Inspiración Eco

Eco Platea