Las Áreas Marinas Protegidas (AMP) son herramientas efectivas para proteger las especies marinas de la acidificación del océano, las olas de calor, la pesca excesiva y la contaminación. Sin embargo, para que estas alcancen el nivel de protección necesario para mitigar las consecuencias del cambio climático, su regulación deberá ser repensada.

Hoy, los expertos advierten que solo el 2,2% de los océanos del mundo está completamente fuera de los límites de la actividad comercial, y el 4,8% “activamente administrado”.

En 2014, los científicos pidieron que, para 2030, se protegiera el 30% de los océanos del mundo. “No es únicamente proteger el 30%, sino llegar a un alto nivel de protección”, indicó Matt Rand, director del Proyecto Legado para los Océanos de Pew Bertarelli. Pero el mundo se está quedando corto, incluso con el objetivo de las Naciones Unidas de proteger el 10% de los océanos para el 2020.

Entre las AMP más comunes se encuentran los parques y reservas marinas, los santuarios naturales y las “áreas marinas y costeras de múltiples usos”.

¿Cuál es su función? Las áreas protegidas pueden proporcionar múltiples beneficios a los océanos y a la fauna marina: contribuyen a la mejora de la biodiversidad, la diversidad genética en las especies, la protección de las especies en peligro de extinción y el secuestro de carbono.

¿Cuál es la falla de los AMP?

Según un estudio publicado en 2018 en la revista Science, la pesca industrial estaba presente en 432 de las 727 AMP de la Unión Europea.

Por eso, los especialistas asegura que, si bien existen parques y áreas protegidas en papeles, estos no son suficientes.

Según Russel Moffitt, director del programa de Atlas de la Protección Marina que registra el progreso de los parques marinos, es común que estos se formen en base a normas “muy débiles y en las que hay una gran falta de ejecución o compromiso de la comunidad”. Por eso, en muchos casos, a pesar de que existe una reserva marina, esta no cumple con su objetivo.

¿Cómo mejorar las áreas protegidas?

Según Kirsten Grorud-Colvert, ecóloga de la Universidad Estatal de Oregon, la primera forma de trabajar en las AMP es muy simple: “tener un entendimiento común de lo que es un AMP y qué puede hacer”.

Además, agrega que es fundamental inspirar a los países a que tomen medidas audaces y ayudarlos a tener acceso al respaldo internacional también hace que las AMP sean más efectivas.

Sin embargo, Matt Rand es optimista con respecto al aumento de la protección de los océanos del mundo, gracias al crecimiento de los “enérgicos movimientos juveniles” y al protagonismo del cambio climático en la agenda mundial.

Fuentes

National Geographic