No vamos a enumerar aquí los beneficios de hacer ejercicio, porque seguramente ya lo conoces. Básicamente, te ayuda físicamente en casi todos los aspectos y mejora radicalmente tu salud.

Ahora bien, hay una cosa cierta: saber lo bueno que es el ejercicio, no hace más sencillo tomar la decisión de ir.

Quizá hace frío, tienes mucho trabajo, o acabas de empezar la nueva temporada de tu serie favorita. Siempre habrá un motivo perfecto para cambiar el gimnasio por el sillón.

No disfrutarás de tu serie favorita, ni de estar leyendo en tu cama, porque ahí estará tu mente diciéndote “fallaste de nuevo”. ¿No sería mucho mejor hacer ejercicio primero y luego disfrutar de los placeres de la vida sin culpa?

Además, si la falta de voluntad se mantiene en el cuerpo, comenzarás a sentir los malos efectos del sedentarismo.

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Si quieres hacerlo pero te cuesta mucho tomar la iniciativa, estos consejos son ideales para ti.

1. Vístete con ropa de ejercicio aunque no estés de humor para ir

No tienes ganas de salir de tu casa, lo sabemos. Pero te proponemos un juego: vístete igual. Ponte la malla, el pantalón de yoga, o las zapatillas de correr.

Las investigaciones han demostrado que ponerse la ropa de entrenamiento aumenta nuestro entusiasmo por realizar la actividad. Así que posiblemente, una vez que ya te hayas vestido, sientas que después de todo puedes salir un rato.

2. Ponte objetivos

Muchas veces dejamos de ir al gimnasio o a la actividad que sea, simplemente porque sentimos que no está funcionando. Que estamos perdiendo nuestro tiempo.

La verdad es que no es cierto (como decíamos, el ejercicio siempre es bueno para la salud), pero si no tienes un verdadero objetivo, posiblemente el entusiasmo se pase rápido.

Ponte objetivos: bajar tantos kilos, subir tanta masa corporal, mejorar la resistencia. Siempre que sean objetivos medibles, de modo tal que puedas supervisar tu progreso, y eso te mantendrá incentivado.

3. Planifica tu rutina de ejercicios

Ahora que tienes tus objetivos claros, planifica bien tu rutina en base a ellos, para que verdaderamente sientas que el tiempo dedicado está siendo útil.

Si quieres bajar de peso, quizá una rutina con más aeróbico que de fuerza será más útil para tu objetivo. Teniendo en cuenta eso, busca encontrar el equilibrio perfecto en tu rutina de ejercicio y te sentirás mucho más conforme con él.

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4. Ve a la mañana

Puede que creas que te costará más hacer ejercicio por la mañana, especialmente si eres de los que disfrutan pasar hasta el último minuto en la cama.

Pero si te acostumbras a levantarte un poco más temprano para moverte, te resultará mucho más fácil.

Piénsalo de este modo: te ahorrarás ocho horas de tu cerebro poniéndote excusas para no ir.

5. Sé realista y amable contigo mismo

El peor enemigo de las ganas de hacer ejercicio, es la necesidad de ver resultados enormes en poco tiempo.

Mira, si te cuesta hacer ejercicio, mantener una rutina sencilla dos veces por semana ya es un logro. No lo desprecies porque otros logran cosas mejores.

Valora tus logros; ninguno es muy grande o muy pequeño, simplemente son buenos o malos para ti.

6. Tómate tiempo para recuperarte

Está bien que comiences una nueva actividad con entusiasmo, y que te esfuerces por ganarle a la pereza. De eso se trata este artículo.

Pero también debes aprender a distinguir la pereza de un cuerpo verdaderamente cansado. Si has ido varios días seguidos al gimnasio, es normal que tu cuerpo te pida un día de descanso.

No te sobre exijas al principio, porque es más probable que lo abandones. ¡Ve a paso lento, pero seguro hacia adelante!

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Fuentes:

Mentalfloss