Una relación tóxica es, ante todo, un vínculo que no hace bien y se basa en la crítica constante, en la manipulación, en la falta de diálogo, en el estar con alguien pero no compartir nada con esa persona. Pero, tal como dice la especialista Patricia Faur, psicóloga y escritora del libro Historias de amores que matan, lo que verdaderamente distingue a una crisis de pareja es de una una relación tóxica es que estas últimas “llevan a la enfermedad, a la depresión y a la sensación de indignidad”.

Sí, puedes estar pasando por un mal momento, en el que sientas que las cosas que pasan entre ustedes te hacen daño. Pero cuando esas sensaciones te llevan directamente a la depresión o algún otro tipo de trastorno de salud, no cabe duda de que las cosas son un poco más complicadas que una mera crisis.

Pero la gran pregunta es si se puede sanar una relación tóxica, o si ese tipo de relaciones nos dañarán siempre y solo queda cortarlas. No hay una respuesta única, sin dudas, pero aquí te daremos un panorama completo sobre el tema.

Lo primero: sanar uno mismo

En primer lugar, la gran pregunta es, ¿Por qué caemos en relaciones tóxicas? Si no somos capaces de responder esa pregunta, será casi imposible pensar en cualquier solución.

Muchas personas simplemente terminan teniendo un vínculo con alguien muy tóxico porque cayeron en sus encantos, y luego no supieron cómo salir. En estos casos, no cabe duda que alejarse y romper la relación, a pesar del dolor que esto pueda conllevar, es vital.

Sin embargo, hay quienes de manera sistemática terminan involucrándose en relaciones tóxicas. En ese caso, quizá el problema no está en la otra persona, sino el tipo de vínculos que uno mismo genera en la vida. Encontrar la raíz de ese problema es una manera de empezar a buscar soluciones.

Entonces, el primer paso para sanar relaciones tóxicas es empezar por sanar uno mismo, buscando los patrones que nos llevan a quedar pegados a este tipo de situaciones.

El diálogo, la clave de una relación

En algunos casos, las relaciones tóxicas pueden ser sanadas. Esto es posible si se dan dos factores: se encuentra el verdadero meollo que genera la toxicidad de la pareja y las dos personas son sanas y están dispuestas a cambiar las cosas.

Para que se den esos factores, no puede faltar el diálogo. Hablar desde el corazón con la pareja para explicarle qué es lo que nos duele, qué necesitamos cambiar y cómo pensamos hacerlo. Y la otra persona tiene que estar dispuesta a hacer lo propio.

En todo caso, el único camino posible para “rescatar” una relación tóxica es el diálogo genuino y desde el corazón de las dos partes.

Poder decir adiós es crecer

Citando al cantautor argentino, a veces decir adiós es crecer. Muchas veces las personas no cortamos vínculos a tiempo por miedo, ya sea a quedarnos solos, o a las consecuencias que pueden traer nuestras decisiones.

Pero cuando una relación nos hace verdadero daño, la mejor alternativa siempre es saber alejarse. Incluso, el tiempo puede ser una cura y nada impide que, después de años, dos personas se vuelvan a encontrar para construir una relación más sana.

Sin embargo, nada se puede construir cuando las relaciones llegan al punto de enfermarnos, y es ahí cuando tenemos que decir basta y empezar de nuevo.

¿Crees que tienes una relación tóxica? ¿Te gustaría hacer algo al respecto?

Fuentes:

Infobae

Karina Rando

La Mente es Maravillosa