El síndrome del impostor no es una enfermedad, sino algo que tal vez hayas vivido alguna vez. Se trata de sentirte como un fraude, como si estuvieras mintiendo, porque, aunque aparentas otra cosa, dentro tuyo te invade la duda, falta de confianza o baja autoestima.

Este síndrome hace que incluso cuando nos va bien, creemos que no lo merecemos, nos genera vergüenza, o simplemente no le damos crédito.

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La crítica es importante para poder avanzar, pero la censura constante no nos deja crecer, nos estanca. Nos hace pensar más en cómo se supondría que tendríamos que vernos, actuar o hacer, y no aceptar, por el contrario, lo que somos. Nos hace perder la confianza y proyectamos esa crítica sobre los demás para que la realidad exterior cuadre exacto con nuestros pensamientos.

Un "impostor", en este sentido:

  • No se siente calificado para nada que lo destaque o haga bien.
  • Busca constantemente sus fallas o errores.
  • Se compara con los demás de forma negativa.
  • Le resulta difícil perdonarse si se equivoca.

Es posible superar la vergüenza, la baja autoestima y el perfeccionismo modificando patrones de pensamiento y comportamiento, curando nuestras heridas y aceptándonos tal y como somos.

Fuentes:

The minds journal