Durante décadas, los expertos han encontrado y documentado especies que creían extintas. A este tipo de animales los científicos los han apodado «taxón Lázaro». En total, suman casi 350 especies que “resucitaron” igual que Lázaro en la Biblia.

¡Sigue leyendo para descubrir cuáles son!

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Tortuga gigante de Fernandina: hallada en islas Galápagos

El pasado mes de febrero, la Giant Tortoise Restoration Initiative descubrió una tortuga gigante de Fernandina hembra en su isla homónima. Se cree que tiene más de cien años y no se había observado un ejemplar de su especie desde 1906.

Las huellas y olores en torno a la isla Fernandina indican que es improbable que esté sola. Esta damisela afortunada fue transportada al Centro de cría Fausto Llerena, donde estará a salvo de los erráticos flujos de lava de Fernandina y los amenazadores ratoneros de las Galápagos.

Petrel cahow: visto en isla Nonsuch, Bermuda

Fueron considerados extintos durante 330 años, hasta que en 1951 se redescubrieron 36 petreles cahow. Por suerte, tras medio siglo de gestión de nidos y control de plagas, el petrel cahow está aumentando de 18 a 131 parejas reproductoras y 71 polluelos que lograron emplumecer en 2018.

Caballo Caspio: encontrado en Missouri y California

En una expedición de amigos a las remotas montañas del mar Caspio descubren tres caballos considerados extintos y los llevan a Norouzabad y de ahí a Estados Unidos.

Los pequeños y afectivos caballos caspios son ideales como "primer caballo", porque permiten que los niños los acicalen y lo monten. "También está la justificación de que, si se caen, hay menos distancia hasta el suelo", explica Mary Ellenberger, de Maefield Farm.

Celacanto: avistado en África meridional e Indonesia

Fue encontrado por la naturalista Marjorie Courtenay-Latimer. Pesaba 57 kilos y estaba en un mercado de pescado de Sudáfrica en 1938, su hallazgo causó tal revuelo que la naturalista solía bromear diciendo: "Ojalá hubiera tirado al pez por la borda".

Los científicos creían que el género se había extinguido, víctima del mismo cataclismo que erradicó a los dinosaurios. Pero dos de las 90 especies de celacantos documentadas en el mundo todavía nadan por las profundidades en la actualidad.

Calamón takahē: hallado en Nueva Zelanda

El calamón takahe de Nueva Zelanda es un ave autóctona incapaz de volar que desapareció durante casi 50 años hasta que unos exploradores lo redescubrieron cerca del lago Orbell, en el parque nacional de Fiordland. Desde entonces, el Takahē Recovery Programme ha creado refugios para estas preciosidades de pico rojo en siete islas y varios lugares que aceptan visitas. En 2018, liberaron 30 calamones takahe por primera vez en 100 años.​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​

Gecko crestado: avistado en Nueva Caledonia

El archipiélago francés de Nueva Caledonia, en la costa de Australia, tiene una concentración diversa de arrecifes del mundo, pantanos de manglares con forma de corazón y no una, sino dos especies Lázaro.

El Phoboscincus bocourti, recogido en torno a 1827 por última vez, fue avistado en 2003 en un pequeño islote frente a la isla de Pines. Por su parte, el gecko crestado fue redescubierto en 1994 (también en la isla de Pines) un siglo después de supuesta extinción. También se los ha visto en las selvas de Grande Terre.

Pecarí quimilero, taguá o pecarí del Chaco: hallado en Gran Chaco

La existencia del taguá (o pecarí quimilero) solo se conocía gracias a los registros fósiles del Holoceno. En 1974, un profesor de biología de la Universidad de Connecticut llamado Ralph M. Wetzel redescubrió a este animal endémico en una expedición de investigación de National Geographic en Gran Chaco, una región remota que comparten Paraguay, Argentina y Bolivia.

Actualmente no hay taguás en peligro de extinción. Sus territorios pueden ocupar hasta 970 hectáreas y suelen colocarse entre la maleza para protegerse de los jaguares, los pumas y los cazadores locales.

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Fuentes:

National Geographic