Hay un silencio que nos incomoda. Ese silencio que asociamos al vacío, a la nada. No nos gusta ese silencio. Preferimos aturdirnos con estímulos, los que sean, con tal de no sentirnos solos, o sin propósito.

Hoy estamos en modo supervivencia, y la incertidumbre se está convirtiendo en ese silencio. Las dudas, la frustración, quizás pánico, se sientan a nuestra mesa y nos dan conversación. No nos gustan los temas que hablan.

Hoy quiero compartirles este texto y sentarme a la mesa con ustedes también. Vamos a darle conversación a estos invitados.

Música ideal para acompañar la charla

El buscador sincero: el asombro

Queremos saber y saber más. Luego queremos comprobar ese saber. Lo llevamos a la práctica y buscamos ese resultado del que tanto hemos escuchado y estudiado.

Al primer intento no se da exactamente como lo imaginamos. Dudamos si es que lo hicimos bien; si algo nos falto o falló. Seguimos intentando con la mayor concentración posible. Estamos cerca. Hay cosas que ajustar pero siento que me acerco. Hasta aquí, entusiasmo, energía y motivación bien altas.

Pruebo otra vez y hoy no sale. ¡Pareciera que hubiese retrocedido cinco pasos para atrás! ¿Qué pasó? Sentimos un poco de desaliento, ¡pero le ponemos motivación extra! ¡Vamos, dale!! ¡Vamos que puedes!

El esfuerzo para llegar a un punto exacto siempre es muy grande cuando lo guiamos con la mente. La cantidad de energía que gastamos para intentar controlar todas las variables nos agota. Es como intentar meter el océano dentro de un vaso.

Lo que llamamos centro u objetivo no es un punto exacto, es un campo vibracional que esta en continuo movimiento. ¿Puedes verlo?

Fuente: cortesía de @miguelbreamantras

Cuando una persona viene a cantar mantras en grupo, su experiencia es inversamente proporcional a sus expectativas. Si espera que le ocurra algo fantástico, parece que no ocurre nada. Mucha presión por conseguir algo deja poco espacio para que ese algo se manifieste plenamente.

Aquellos que vienen con curiosidad y dispuestos a asombrarse con lo que traiga esta experiencia, relajan su mente y se sumergen en el campo vibracional y sanador que generan los mantras y cada vez es diferente.

Con los mantras movilizamos lo que cada uno trae ese dia, sus bloqueos físicos, emocionales, impresiones de la mente, trabas. Cada vez que cantamos mantras iniciamos procesos internos de cambio, que van desde lo invisible a lo visible, ya que con el tiempo puedes ver los cambios en ti.

Suele ocurrir también que la primera vez que vienen a cantar su experiencia es tan fuerte que cuando vuelven la semana siguiente creen que les va a pasar lo mismo. Cargan sus expectativas otra vez.. y nada ocurre (en realidad, parece que nada ocurre).

“Escriban en un papelito todas sus expectativas antes de entrar, ¡y déjenlas afuera por favor!”. Háganlo cada vez que entren a una reunión, se encuentren con alguien, den una charla, compartan una canción o realicen una actividad…. Dejemos las expectativas afuera y abrámonos a lo que venga.

Entonces nos ponemos un objetivo. Ese objetivo nos impulsa y motiva a movernos hacia él. Nos brinda una dirección. En el camino pasa de todo. Las variables son infinitas y no tenemos control sobre ellas. Solo podemos hacer con lo que hay hoy y dar nuestro 100%. Luego solo queda abrimos al resultado que se dará, venga lo que venga .

Si nos aferramos al resultado que proyectamos, la diferencia con lo que sucede nos genera frustración o nos motiva para mejorar.

¡Que la motivación para mejorar no termine en frustración, sino en asombro!

Si quieres aprender más sobre el alivio y el equilibrio cantando mantras, puedes encontrar el curso de Miguel Brea con un descuento exclusivo entre los Cursos Bioguía, dentro de la categoría meditación. Haz clic aquí para saber más.