* Por Milagros Salvatierra, Voz MOLA Argentina

Si bien los orígenes de la vestimenta se encuentran vinculados a la necesidad de hacer frente a las inclemencias climáticas como lo son el frío, el viento y la lluvia, esta no es la principal causa de su procedencia. El carácter mágico y espiritual de la vestimenta representa un signo vital, propio de las costumbres y convenciones de la historia de la humanidad. La industria textil (y de la moda), constituye un sector importante en la economía mundial y para muchos, significa un valioso medio de expresión, de distinción y de manifestación de la identidad.

Desde hace ya varios años, la indumentaria se asocia al fenómeno de la moda rápida. Un sistema de carácter cambiante, que se define como −según datos del informe A new textiles economy: redesigning fashion’s future, de la Fundación Ellen MacArthur− "(…) una industria que funciona de forma casi totalmente lineal y donde se extraen grandes cantidades de recursos no renovables para producir ropa que a menudo se utiliza durante poco tiempo. Son prendas que en su mayoría se envían a los vertederos o se incineran, perdiendo así más de 500.000 millones de dólares de valor debido a la infrautilización”. Esto se da por la falta de conciencia y de un consumo responsable, fomentado por una cultura de usar y desechar, lo que ocasiona numerosos impactos negativos en el medio ambiente y en nuestra sociedad.

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En este sentido, los seres humanos somos el único elemento de la naturaleza que generamos basura. Y si apelamos al caso de la naturaleza, donde todos los elementos cumplen una función de manera continua y son reutilizados para su beneficio en diferentes ciclos, donde no existe basura ni vertederos, ni tampoco la idea de desperdicio, nace el concepto de economía circular. Una iniciativa que trata de implementar una economía reparadora y regenerativa, basada en el principio de “cerrar el ciclo de vida” de los productos, los servicios, los materiales y los residuos.

Diario La República.


¿Es posible imaginar un mundo sin prendas nuevas?

Por el momento, la idea parece irrealizable. Sin embargo, sí es posible alinearnos con este nuevo sistema, para reducir el consumo de recursos naturales/no renovables, aumentar la durabilidad de nuestros productos y/o servicios, y reducir los residuos generados. Transitar un camino circular, y no lineal, se convierte en una de las potenciales alternativas para contrarrestar el daño que le causamos a nuestro querido planeta, permitiéndonos cambiar nuestra manera de consumir y de relacionarnos con aquellas prendas que ya poseemos hace un tiempo pero dejamos de usar. Es importante no pensarlas como “viejas”, con una connotación negativa, y disfrutarlas, dándole el valor sentimental e inmaterial que se merecen.

¿Qué podemos hacer entonces para mejorar?

¡No te desprendas de tus prendas tan fácilmente!
Son indiscutibles la cantidad de opciones como donarlas con conciencia, venderlas en ferias de segunda mano o intercambiarlas con amigos y familiares. Sin embargo, no desperdiciemos la oportunidad de alargar nosotros mismos su vida útil, darles una nueva oportunidad, utilizando y desarrollando nuestra creatividad. Es posible transformarlas en nuevas propuestas totalmente distintas e innovadoras, para renovar nuestro armario y así re-crear o potenciar nuestro estilo. Esto último es posible con la filosofía DIY (do it yourself) o hazlo tú mismo. Una ética cultural, nacida como reacción anticapitalista por parte del movimiento Punk, que nos invita a asumir la responsabilidad de nuestra vida y del mundo que nos rodea a través de la autosuficiencia.















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En este caso, al seguir las reglas de las 5 R: reducir, reutilizar, reciclar, recuperar y reparar, colaboramos a que conceptos como usar y tirar logren desaparecer, al mismo tiempo que gana fuerza el supraciclaje (upcycling), un ideal que se basa en dar una segunda oportunidad a los objetos destinados a la basura de una forma diferente, apuntado a un resultado mejor y con mayor valor que el original.

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¿Necesitas ideas?

No hace falta que sepas coser o tener mucha experiencia con la aguja y el hilo. En Internet y redes sociales, puedes encontrar una infinita cantidad de tutoriales e imágenes para transformar y revivir las prendas que teníamos olvidadas en el fondo de nuestro armario. Puede ser una sencilla intervención bordada, teñido o hasta un simple cambio de botones. Y si puedes, también es una opción consultarle a un diseñador o diseñadora local para que te ayude con la tarea de la transformación.

Por último, para que te pongas manos a la acción, podrás encontrar en nuestras redes varias ideas de las voces de Universo MOLA, el movimiento de moda sostenible Latinoamericana, para aplicar, inspirarte, y convertirte también en el diseñador o la diseñadora del futuro (pensando en el bien común y en el de nuestro planeta).
















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¡Construyamos un mundo sin desperdicios y segundas oportunidades!