Gion Matsuri es una festividad japonesa que data del año 869 d.C. -sí, hace 1151 años-, como ceremonia religiosa para apaciguar a los dioses de un brote pandémico que ocurrió ese año. En su afán para detener la crisis, el emperador eligió a un chico local como figura de mensajero divino, el cual construyó 66 alabardas en el Santuario Yasaka en representación de las 66 provincias del país y comenzó a rezar para poner fin a la plaga.

Además, se construyeron carrozas que desfilaron por la ciudad para pedir clemencia a los dioses. Curiosamente la plaga desapareció, instaurando la ceremonia Gion Matsuri desde entonces.

Actualmente, se sigue eligiendo a un chico local en la función de mensajero de los dioses, el cual no puede poner un pie en el suelo desde el día 13 hasta el 17 de julio cuando finalmente desfila en su carroza por Kioto. Irónicamente, dicho chico no podrá llevar a cabo su cometido y protegernos de las pandemias en 2020, ya que este año Gion Matsuri ha sido cancelado para evitar la propagación del coronavirus.

Puerta del santuario Yasaka.

Cada mes de julio acontece una multitud de eventos. Precediendo los días de procesión, del 14 al 16 de julio, tienen lugar las fiestas callejeras conocidas como “Yoiyama”, cuando las carrozas son iluminadas y mostradas al público, creando un ambiente muy especial. Las familias decoran las carrozas con reliquias y amuletos de valor emocional como kimonos o armaduras.

Los amuletos se pueden englobar en dos grupos: gobu, que son específicos de la deidad temática de la carroza; y chimaki, que son colocados en las entradas de la casas para protegerlas de los males que acechan.

El 17 de julio se celebra la espectacular procesión de carrozas conocida como “Yamaboko Junko”. La palabra Yamaboko se refiere a los dos tipos de carrozas usadas: yama y boko. Un total de 23 yama y 10 boko son cuidadosamente diseñadas y decoradas representando temáticas únicas.

Las carrozas yama son algo más pequeñas, pero las boko son impresionantes, llegando a alcanzar 25 metros de altura, 12 toneladas y con ruedas tan grandes como personas. Equipos de docenas de hombres tiran de las carrozas para completar el recorrido por la ciudad, el cual está cerrado al tráfico durante días específicos.

Durante estos días será fácil encontrar riquísimas especialidades locales como yakitori (brocheta de pollo y verdura con salsa de soja y azúcar), galletas taiyaki con forma de pez (rellenas de una pasta de alubia roja con azúcar), tortitas okonomiyaki (con batata, caldo dashi, huevos y col) o mochis (pasteles de arroz rellenos de té verde, fruta, helado,…), entre otras.

A todo esto hay que sumar que tanto jóvenes como mayores van vestidos en yukata y que la música tradicional “Gion-bayashi” se escucha en cada esquina, creando un ambiente único e inolvidable.

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“Para crear debes ser consciente de las tradiciones, Pero para mantener las tradiciones debes crear algo nuevo”