Utilizando el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral, con sede en Chile, un grupo de astrónomos ha observado una cicatriz en la superficie de una enana blanca que fue provocada por restos metálicos de planetas o asteroides, según un estudio publicado este lunes (26.02.2024) por la revista The Astrophysical Journal Letters.

Las estrellas con hasta ocho veces la masa de nuestro Sol parecen destinadas a acabar como una enana blanca. Estos astros acaban quemando todo el hidrógeno que utilizan como combustible. Luego, la gravedad hace que colapsen y se desprendan de sus capas exteriores en una fase de "gigante roja", dejando finalmente un núcleo compacto: la enana blanca.

¿Por qué la enana blanca es "caníbal"?

Los astrónomos han establecido que las enanas blancas ingieren fragmentos de planetas, lunas o asteroides en su cercanía, por eso se menciona que estas estrellas "canibalizan trozos de sus sistemas planetarios", afirma a Science Alert el autor principal Stefano Bagnulo, astrónomo del Observatorio y Planetario de Armagh.

En el nuevo estudio, los investigadores detectaron por primera vez un signo revelador de este proceso: una cicatriz en la superficie de la enana blanca formada por los elementos metálicos de un fragmento planetario o asteroide que engulló -acretó, en términos científicos-, y que quedaron atrapados en el campo magnético de la estrella.

Para los autores, esta cicatriz del astro situado a 63 años luz de la Tierra es una sorpresa: "No pensábamos que el campo magnético pudiera impedir que el material acrecionado se mezclara en la superficie de la estrella", agrega Bagnulo.

Metales que quedaron atrapados

No está claro cuál fue el objeto exacto que provocó esta cicatriz, pero los expertos sugieren que este "planeta bocadillo" poseía hierro, níquel, titanio, cromo, magnesio y otros elementos.

Jay Farihi, astrónomo del University College de Londres y coautor del estudio, cree que el objeto que dejó la cicatriz es "tan masivo como Vesta, el segundo asteroide más grande de nuestro sistema solar", que tiene un diámetro de 530 kilómetros.

"Los sistemas planetarios nacen junto con su estrella, condensándose todos a partir de una nube de polvo y gas. A menudo llamamos a la estrella el 'padre', así que esto es un poco como una madre que se come a sus hijos", añade.

Atmósfera "contaminada" de metales

Esta enana blanca comenzó su vida como una estrella de aproximadamente el doble de la masa del Sol, y vivió unos 1.200 millones de años antes de entrar en su agonía. Muchas enanas blancas poseen alrededor un disco de escombros o restos de un sistema planetario, material que cae gradualmente sobre la superficie de la estrella.

"Nosotros decimos que la atmósfera de estas estrellas está 'contaminada' por elementos metálicos", afirma Bagnulo.

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Un campo magnético fuerte

Alrededor del 20% de las enanas blancas poseen un fuerte campo magnético. Este astro observado presenta ambos rasgos: tiene una atmósfera contaminada por elementos metálicos y está impregnado por un campo magnético potente.

"El descubrimiento clave es que hemos visto que el campo magnético desempeña un papel central en la forma en que los restos del disco caen en la superficie de la estrella. El material no solo es canalizado por el campo magnético, sino que también queda atrapado en los polos magnéticos, sin mezclarse en la superficie de la estrella", subraya Bagnulo.

El futuro de nuestro sistema solar

Puede no parecerlo, pero el fin de una estrella blanca es algo mucho más relevante de lo que se cree, particularmente mirando hacia el futuro de nuestro sistema solar. El Sol tiene unos 4.500 millones de años, pero faltan muchos años para que esta estrella colapse.

"Nuestro Sol se convertirá en una enana blanca dentro de 5.000 millones de años. Y probablemente se contaminará con nuestro sistema planetario", concluye Farihi.

Fuente: DW.