Akiane Kramarik es una joven artista de Sandpoint, Idaho, EE. UU. Proviene de una familia atea, pero dice que conoció a Dios en sus sueños cuando tenía 3 años, y desde entonces se dedica a hacer pinturas de lo que recuerda.

Ahora aprovecha su increíble don para ayudar a alimentar a niños desfavorecidos en todo el mundo. El primer cuadro que Akiane terminó lo hizo a los 7 años, y se vendió por unos 10.000 dólares.

No era únicamente el arte lo que estaba sucediendo. Simultáneamente, también se trataba de un despertar espiritual”, dijo Forelli, la madre de Akiane.  “Todo comenzó a raíz de compartir sus sueños y visiones”.

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rostro de Jesús

Antes de ese momento, Forelli había sido criada como escéptica y dice que su esposo era un ex católico que no compartía las creencias impuestas por sus familiares.

Según Forelli, era imposible que Akiane supiera algo sobre religión ya que la niña fue educada en el hogar y no tenía niñera ni muchos amigos, y tampoco veían televisión. Pero un día Akiane empezó a hablar del cielo y de Dios.

Estábamos con los niños todo el tiempo, así que las palabras de Akiane sobre Dios no pudieron venir del exterior, eso lo sabíamos. Pero, de repente, hubo intensas conversaciones sobre su amor por él y su lugar en nuestras vidas, y ella describía todo con gran detalle”.

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rostro de Jesús

Cada vez garabateaba más y más caras tratando de recrear las “visiones” que Dios le enviaba. Luego de sus sueños, Akiane comenzó a componer lo que ella llamaba “pinturas de Jesús” que le llevó 75 horas completar. Los óleos eran dos retratos de Jesús llamados “El príncipe de la Paz” y “Perdónalos, Padre”.

Akiane buscó un modelo para los cuadros pero nunca apareció el indicado.

Ella cuenta que cuando no pudo encontrar a nadie, le sugirió a su familia que rezara todo el día para que Dios le enviara el correcto. El día que lo hicieron, un carpintero muy alto (sí, un carpintero, como Jesús), vino a la puerta en busca de trabajo. Cuando apareció, Akiane casi se desmaya. “Le dije a mi madre que ése era él; quería que fuera mi modelo”, recuerda.

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rostro de Jesús

Aunque Akiane tenía 3 años la primera vez que Dios apareció en un sueño, siempre recordará aquel momento, y el primer mensaje que Dios le dio: “Me dijo que tenía que hacer eso, y que me ayudaría. También me pidió ayudar a la gente”.

Según Akiane, la voz de Dios es tranquila y hermosa. Ahora, con 22 años de edad, ha publicado libros y pinturas de gran éxito, valuados en millones de dólares.

Después de haber vivido y explorado más de 30 países con su familia, ha decidido establecerse en Australia con la esperanza de abrir una galería y una academia de arte internacional para artistas aspirantes, además de seguir ayudando a quienes más lo necesitan.