Las abejas son animales increíbles, inteligentes y su importancia ecológica es un tema bien conocida, pero además son capaces de crear verdaderas obras de arte con sus colmenas, donde viven, trabajan y recolectan su tan preciada miel.

Todo esto lo sabemos, lo que probablemente no sabías es que existe una especie en particular cuyas obreras construyen colmenas en espiral y nadie sabe por qué. Se trata de la especie australiana Tetragonula carbonaria, y esta inusual cualidad tiene a científicos de todo el mundo rascándose la cabeza en confusión.

Para empezar, son una especie que carece de aguijón, algo que de por sí es poco común, ya que solo 500 de las 20 mil especies conocidas no lo poseen. Ellas, por su parte, “momifican” a los insectos que representan una amenaza para la comunidad (escarabajos y otras especies) secretando una especie de cera. Además, utilizan esta cera para construir colmenas hipnóticas en forma de espiral con varias capas.

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Las colmenas completamente desarrolladas cuentan con entre 10 y 20 niveles distintos, cada uno formando un círculo que da lugar a un espiral continuo. La reina deja huevos en las celdas de cada uno de los niveles y luego las obreras regurgitan comida para que la larva pueda desarrollarse plenamente. Finalmente, las obreras cierran la celda en un periodo de 50 días emerge un adulto completamente formado.

Lo mejor del caso es que las celdas pueden ser reutilizadas de forma indefinida. Una vez que emerge el adulto, basta con regurgitar más comida y colocar otro huevo. 50 días más tarde habrá otra abeja desarrollada y el proceso puede volver a comenzar.

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Para los expertos, esto está claro, pero al día de hoy nadie sabe por qué construyen sus colmenas en forma de espiral. La evidencia indica que las abejas conocen el proceso de construcción de forma instintiva y no necesitan que se los enseñen, por lo que existe la posibilidad de que se trate de una mutación, ya sea azarosa o una respuesta adaptativa al ambiente. El misterio continúa.