Hace cuatro años, el joven colombiano Jerson Trujillo accedió a una intervención quirúrgica en la que le inyectaron una sustancia en la cara para darle más volumen, pero las cosas salieron peor de lo que jamás habría imaginado.

Antes de esa mala experiencia, a Jerson lo habían intervenido exitosamente en distintas ocasiones, así que cuando la doctora le propuso una inyección para darle el volumen que él tanto buscaba, no dudó ni un segundo.

Hoy en día ha tenido que someterse a 4 cirugías reconstructivas para reparar el daño que dejó aquella operación, y nunca ha sido capaz de localizar y denunciar a la doctora que lo atendió.

 "Yo tenía mi cara destruida, podrida, me salía pus, me salía pudrición de mi cara", le dijo a BBC Mundo. Jerson cree que los aceites que le inyectaron en la cara reaccionaron desfavorablemente con el polímero que ya tenía en su cara por las operaciones anteriores.

La periodista colombiana Lorena Beltrán tuvo una experiencia igualmente negativa y por eso hoy lidera una campaña por las cirugías estéticas seguras en su país. Cuando tenía 18 años se realizó una reducción mamaria por razones tanto estéticas como médicas, porque le causaban dolor de espalda.

La experiencia fue terrible, sus senos quedaron desproporcionales y uno de sus pezones casi se desprende del resto de la sutura. Es incluso posible que el daño de la operación le impida amamantar a sus hijos en el futuro.

Su instinto periodista la llevó a indagar y descubrió que un grupo de cirujanos colombianos realizaron un curso de corta extensión en Brasil que luego fue convalidado en Colombia como si realmente hubiesen hecho la especialidad de 5 años.

Pero Colombia no es el único país con este problema. En España, se estima que el 16% de las operaciones realizadas por cirujanos plásticos son para corregir operaciones defectuosas o de mala calidad.

Uno de los problemas suele ser que las personas creen que "estético" es una palabra que atenúa el riesgo o la gravedad de una cirugía. En realidad, que una cirugía sea solo por estética y no por salud, no le quita nada de riesgo. 

Someterse a una intervención de este tipo es una decisión muy seria que debería tomarse con información, y preguntándose si realmente vale la pena correr tales riesgos para "verse mejor", o en realidad simplemente verse diferente.

Para tomar esas decisiones, puede ser útil: 

• Hablar con el cirujano sobre qué pasaría en caso de complicaciones
• Evitar intermediarios, hablar directamente con el especialista
• Preguntarle al cirujano por su currículo y experiencia
• Confirmar que el cirujano pertenece a la sociedad científica de especialistas de tu país
• Si viajas a otro país a realizarte la operación, asegúrate de hablar el mismo idioma que el cirujano para poder hablarle directamente
• Buscar a otras personas que hayan atravesado esa cirugía y preguntarles si se arrepienten.